Estados Unidos se prepara para vivir una jornada electoral muy importante que definirá el rumbo de quién tomará el lugar de Joe Biden, Kamala Harris o Donald Trump. El 5 de noviembre, millones de estadounidenses votarán en lo que podría ser una de las elecciones más reñidas en décadas. Donde, además de la presidencia, está en juego la vicepresidencia, cámara de representantes (435 asientos) y un tercio del Senado (34 asientos).
Pero hay un truco que muchos desconocen: aunque todos voten, ¡el presidente no se elige directamente! En Estados Unidos, la elección presidencial es más complicada de lo que parece. ¿Por qué? Todo se debe a un sistema llamado el Colegio Electoral, que convierte el voto en algo más complejo de lo que podrías imaginar.
¿Qué es el Colegio Electoral?
A diferencia de otros países, donde la o el candidato que gana la mayoría de votos es presidente presidenta, en Estados Unidos se usa un sistema de votación indirecta. Así funciona: cuando votas por una o un candidato, en realidad estás votando por un grupo de personas llamadas electores, que son quienes decidirán realmente quién gana. Un poco clickbait si lo piensas, pero así funciona.
Este grupo, el Colegio Electoral, está compuesto por 538 electores, y cada estado tiene una cantidad de electores según su población. Así, California tiene 54 electores (porque es el estado más poblado), mientras que Wyoming, que es pequeño, solo tiene tres.
Para ganar, un candidato necesita al menos 270 de esos 538 votos electorales. Entonces, aunque millones voten, al final solo esos 538 electores tienen la decisión final de quién se convierte en presidente.
Quién gane se lleva todo
En la mayoría de los estados, rige una regla llamada “el ganador se lleva todo.” Esto significa que si un candidato gana la mayoría de los votos en un estado, automáticamente recibe todos los votos electorales de ese estado. No importa si gana por solo un voto de diferencia: se lleva el premio completo de electores. Por ejemplo, si en un estado con 10 electores, un candidato obtiene el 51% de los votos, ¡se lleva los 10 votos electorales!
Esto crea una situación en la que un candidato puede ganar la presidencia sin tener la mayoría del voto popular en todo el país. ¿Te suena raro? Pasó en 2016: Donald Trump se convirtió en presidente a pesar de que Hillary Clinton tuvo casi tres millones de votos más a nivel nacional. Ganó en algunos estados clave y con eso consiguió los votos electorales que necesitaba.
Los estados columpio o “swing states”: ¿Por qué todos hablan de ellos?
En cada elección, hay estados que son casi seguros para cada partido, como California para los demócratas o Texas para los republicanos. Pero hay otros estados donde el resultado es incierto: a veces votan por los demócratas y otras veces por los republicanos. Estos son los famosos swing states, o “estados columpio”, aquellos que claramente no se inclinan por uno u otro partido, y que pueden definir la elección.
En este proceso electoral de 2024, los estados que tienen toda la atención de ambos partidos son Pensilvania, Georgia, Michigan, Wisconsin, Nevada, Arizona y Carolina del Norte. Juntos, suman 93 votos electorales, una cifra enorme que puede cambiar el juego por completo.
En estos estados, cada voto cuenta. Y Harris y Trump conocen a la perfección esto, por eso han concentrado gran parte de su campaña en ellos, gastando millones de dólares en anuncios, visitas y hasta eventos para ganar el apoyo de los votantes indecisos. Aquí es donde la estrategia lo es todo, pues no necesitan ganar en los siete estados columpio, sino con tres o cuatro bastaría para asegurarse la presidencia.
¿Por qué crees que Trump decidió hacer una campaña simbólica en Pensilvania, cuando visitó el McDonald’s? Así es, estaba intentando asegurar los votos en este estado columpio.
¿Quién es el favorito para ganar?
De acuerdo con las encuestas más actualizadas, hasta el momento Trump podría ganar. Pues, aunque el índice de popularidad de Harris es de 46.3% y el de Trump 43.5, en los estados columpio la cosa cambia. Harris sólo va por delante en Michigan y Wisconsin, mientras Trump parece tener a su favor Nevada, Carolina del Norte, Georgia, Arizona y Pensilvania.
¿Cuándo se sabe quién ganó?
Después de la gran jornada de votación, no todo queda decidido al instante. Primero, cada estado revisará sus resultados antes de diciembre para asegurarse de que todo esté en orden. Una vez confirmado, se seleccionan los electores que votarán por el candidato ganador de su estado en el Colegio Electoral. ¡Aquí empieza el verdadero juego!
En diciembre, los electores se reunirán para dar su voto “oficial” por el próximo presidente o presidenta y vicepresidente. Estos votos se envían al Congreso y se guardan como un secreto bien custodiado en los Archivos Nacionales, listos para el conteo final en enero.
El 6 de enero, el Congreso se reunirá para contar y certificar los votos del Colegio Electoral. Aunque los miembros del Congreso pueden poner en duda los resultados de algún estado, eso sólo pasa si al menos un senador y un representante están de acuerdo en objetar. Así que, sí, aquí también hay drama.
Finalmente, el 20 de enero, todo termina en el tan esperado Día de Inauguración. El nuevo presidente presidenta jurará su cargo en el Capitolio frente al presidente de la Suprema Corte y, oficialmente, empezará su mandato. Con desfiles, discursos y toda la ceremonia, este día simboliza la transferencia de poder y el inicio de una nueva era en EE.UU.
¿Qué pasa si Harris gana?
Si Kamala Harris se convierte en presidenta, los demócratas retendrían el poder, pero con un giro en el discurso. Harris traería una visión enfocada en el futuro, muy diferente a la nostalgia de Trump. Entre sus prioridades estarían temas como el aborto, el cambio climático y la regulación de la tecnología. Con esta agenda, Harris podría atraer a votantes progresistas y fortalecer a un partido que, a veces, se ve dividido.
Eso sí, mientras ella se enfocaría en estos temas, Trump no planea quedarse callado; ya ha lanzado dudas sobre la legitimidad de los resultados, lo que podría añadir un toque de tensión a la estabilidad del país.
¿Qué pasa si Trump gana?
Trump tiene un plan radical bajo la manga si logra ganar de nuevo. Entre sus propuestas: frenar la migración, desplegar tropas dentro del país, pedir al Departamento de Justicia que persiga a sus opositores y extender los poderes presidenciales. Esta agenda plantea riesgos de una administración más autoritaria, lo que podría llevar a cambios profundos en las instituciones democráticas y a una atmósfera de incertidumbre.
¿Por qué le debe importar a México?
Lo que ocurra el 5 de noviembre no es únicamente tema de EE.UU. El resultado de esta elección impactará directamente en México, especialmente en temas de economía, seguridad y relaciones comerciales. Así que a estar atentos, porque cualquiera de estos dos escenarios cambiará el rumbo de nuestra relación con el país vecino.
Deja un comentario