Fofo Márquez rechaza proceso abreviado y podría recibir sentencia de 48 años de cárcel

Rodolfo “Fofo” Márquez, el influencer que durante años presumió una vida de lujo y excesos ante millones de seguidores, está enfrentando la posibilidad de pasar hasta 48 años en prisión. El cargo en su contra es grave, intento de feminicidio contra Edith, una mujer de 52 años a quien agredió brutalmente.

Un choque que terminó en una agresión brutal

En febrero de este año, Edith chocó accidentalmente contra el auto de Márquez en un estacionamiento de Naucalpan. Lo que debía ser un incidente resuelto de forma pacífica escaló a la violencia: el influencer la golpeó hasta causarle lesiones graves, poniendo en riesgo su vida, de acuerdo con las investigaciones.

Desde abril, Márquez está detenido en el penal de Barrientos, en el Estado de México, mientras el caso sigue avanzando. A pesar de los esfuerzos de su defensa por reducir el cargo a “lesiones dolosas”, el tribunal determinó que los hechos calificaban como intento de feminicidio, un delito que refleja la gravedad de la violencia ejercida.

El 6 de octubre, durante una audiencia, el juez ofreció a Márquez la posibilidad de aceptar un procedimiento abreviado. Esto implicaba declararse culpable y recibir una pena reducida de 11 años y 8 meses, junto con el pago de una multa y la reparación del daño. Pero Fofo, fiel a su actitud de “intocable”, rechazó la oferta. Ahora, enfrentará un juicio completo, y si es encontrado culpable, podría pasar hasta 48 años en prisión.

¿Qué hay detrás de figuras como Fofo Márquez?

Fofo Márquez no es sólo un influencer más. Su contenido, seguido por millones, está diseñado para alimentar la fantasía del privilegio y el poder absoluto. A través de sus redes sociales —donde tiene 3,9 millones de seguidores en Instagram, más de un millón en TikTok y 175.000 suscriptores en YouTube—, muestra mansiones, autos de lujo y amistades con personajes famosos.

Este tipo de figuras perpetúan la idea de que el éxito y la riqueza justifican cualquier comportamiento. En el caso de Fofo, su vida ostentosa ha sido un altavoz para actitudes que normalizan el abuso de poder y, en este caso, la violencia contra las mujeres.

Su figura refuerza la idea de que el poder económico y social otorga un supuesto derecho a ejercer violencia o manipular el entorno a su favor.

Cuando influencers como Fofo se convierten en modelos a seguir para millones, lo que transmiten, más que entretenimiento, es una narrativa de impunidad. La violencia de género, en sus múltiples formas, se enraíza en estas dinámicas de poder desbalanceado. En este caso, Fofo Márquez utilizó su posición de fuerza —física, económica y mediática— para agredir a una mujer que, en su visión, era menos importante que su auto.

El caso de Fofo Márquez no sólo busca justicia para una víctima. Es un símbolo de lo que necesitamos como sociedad: tolerancia cero hacia la violencia de género, sin importar quién sea el agresor. Si el contenido de figuras como Fofo sigue normalizando el abuso, el impacto no se limita a sus acciones individuales, contribuye a un sistema que perpetúa la desigualdad y la violencia.


De este juicio depende el destino de un influencer, pero sobre todo el mensaje que queremos enviar como país. La violencia contra las mujeres no es un tema menor, no es algo que se pueda justificar ni minimizar. Y, sobre todo, no es algo que deba quedar impune.


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