Rubén Rocha Moya, el gobernador de Sinaloa, pidió públicamente que lo pongan a votación para ver si el pueblo quiere que siga en el cargo. Así es, Rocha quiere someterse a una revocación de mandato, una especie de “votación a mitad del mandato” para ver si las y los ciudadanos están contentos con su trabajo, o si mejor le dicen “gracias, pero no, ahí está la puerta”.
Y todo esto viene en medio de las críticas por la situación de violencia en el estado. Pero aquí es donde todo se pone interesante: el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa (IEES) le respondió con un “pues qué bonito, pero no se puede”. ¿La razón? Un tecnicismo legal: la ley de revocación de mandato en el estado entró en vigor después de que Rocha asumió como gobernador. Así que, por ley, no aplica.
La Ley llegó tarde para Rocha (literal)
Para entender el chisme legal, hay que ir al principio. Cuando Rocha fue electo en noviembre de 2021, la ley de revocación de mandato ni existía en Sinaloa. O sea, el marco legal que permite evaluar a los gobernadores en plena administración no estaba vigente en el estado. Esta ley, de hecho, fue aprobada hasta junio de 2022, y la Ley de Revocación de Mandato de Sinaloa se publicó en 2024, después de que Rocha ya estaba bien instalado en el poder.
¿Entonces qué significa esto? Que la ley no es retroactiva. Es decir, no se puede aplicar hacia atrás en el tiempo. Como Rocha ya estaba en el cargo antes de que esta ley existiera, no puede ser evaluado bajo esa norma, ni aunque él quiera. Y el IEES ya lo dejó claro:
“En consecuencia (…) es improcedente el instrumento de participación ciudadana de revocación de mandato solicitado, dado que, de aplicar la Ley de Revocación de Mandato para el estado de Sinaloa, generaría efectos retroactivos en perjuicio de la persona titular del Poder Ejecutivo”, que no se puede dicen.
Rocha insiste, pero el IEES le baja el entusiasmo
A finales de octubre, un colectivo ciudadano se acercó al IEES pidiendo que se iniciara un proceso de revocación de mandato en contra de Rocha.
La razón ni hay que pensarla mucho, la violencia interminable que sufre Sinaloa desde hace meses, los más de 400 desaparecidos y homicidios desde septiembre a manos de grupos criminales lo dicen todo. Y bueno, así como que Rocha esté haciendo algo pues no, sólo minimiza todos los problemas (ese déjà vu de AMLO) e incluso ha sido señalado por nexos con el narco, así que sorpresa que alguien quiera su revocación pues no, la verdad.
El IEES, en su momento, respondió que el proceso sólo podría empezar una vez que el gobernador cumpliera tres años en el cargo, lo cual sucedió el 1 de noviembre de este año.
Entonces, viendo que la presión no bajaba, Rocha decidió adelantarse y enviar una carta al IEES para que lo sometieran al proceso de revocación, bien conveniente para no hacer frente a la violencia del estado. “Quiero someterme”, dijo Rocha, como si realmente le urgiera que el pueblo decida si sigue o no en su silla de gobernador. En su mensaje, Rocha sostiene que, aunque respeta la decisión del IEES, uno de los pilares de la democracia es la soberanía popular.
Y que la revocación de mandato es una herramienta clave de la 4T, impulsada por el expresidente López Obrador.
Él mismo impulsó la ley que ahora no puede aplicarse en su contra
Aquí es donde la cosa se vuelve medio irónica. Rocha fue uno de los impulsores de esta ley de revocación de mandato en Sinaloa. La promovió como un derecho del pueblo para evaluar a sus representantes y garantizar que no se “duerman en sus laureles”. Pero ahora, esa misma ley que él impulsó no puede aplicarse en su contra. Como dicen por ahí, “la vida da vueltas”.
En sus propias palabras, Rocha dijo que le hubiera gustado que su administración fuera “sometida al escrutinio popular” y que está dispuesto a que los sinaloenses decidan si se queda o se va. Sin embargo, el IEES le recordó amablemente que “eso no aplica en este caso”.
¿Entonces?
Pues, parece que, Rocha se queda en el cargo. El IEES ya dejó claro que la revocación no procede porque aplicarla retroactivamente sería ilegal. Así que, por mucho que Rocha quiera ser evaluado, tendrá que seguir cumpliendo su mandato hasta el final o al menos hasta que otra ley se lo permita.
Mientras tanto, los sinaloenses tendrán que esperar a las próximas elecciones para emitir su veredicto sobre Rocha, y el gobernador tendrá que enfrentar los problemas de Sinaloa, especialmente la violencia, sin la opción de una revocación.
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