Para algunas personas la Generación Z, las y los jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, desafía etiquetas y rompe esquemas; sin embargo, existen quienes consideran que, en muchos aspectos, pueden ser incluso más conservadores que los millennials o los zillennials (esos nacidos en la transición entre millennials y Gen Z). ¿Cómo es que una generación tan diversa tiene posturas que abarcan desde la izquierda radical hasta un conservadurismo sorprendente?
La era de la hiperconexión: ¿más voces, más extremos?
Como bien dicen por ahí, la Gen Z creció con un teléfono en la mano y un mundo entero a un clic de distancia. En ese sentido, para quienes forman parte de esta generación, las redes sociales no sólo son entretenimiento, sino la ventana al activismo, las ideologías y las luchas sociales.
Pero este acceso ilimitado también las y los ha expuesto a corrientes de pensamiento contradictorias: mientras TikTok se llena de discursos a favor de la justicia social, plataformas como YouTube o Reddit han sido lugares con ideas conservadoras e, incluso, reaccionarias.
Aunque la Generación Z es reconocida por romper moldes, hay un área donde algunos jóvenes sorprenden con posturas más conservadoras: la igualdad de género.
Un estudio realizado en 31 países por Ipsos muestra que, alrededor del 57% de la Gen Z creen que en sus países se ha llegado al punto donde se discrimina a los hombres al impulsar la igualdad de género. Esta percepción es significativamente mayor que en generaciones mayores, como los Baby Boomers, donde solo el 43% piensa de esta manera.
Además, más de la mitad de los hombres Gen Z (54%) considera que a ellos se les pide “demasiado” para apoyar esta igualdad. Una visión que los posiciona más cerca del conservadurismo que del progresismo asociado a su generación, especialmente los hombres jóvenes.
¿De dónde viene este conservadurismo?
Es un tema bastante extenso y discutido, sin duda. Pero, para la mayoría de las personas esto se debe a que la Gen Z creció en un mundo lleno de incertidumbre: crisis económicas, pandemias, conflictos políticos y climáticos. Ante este panorama, las y los jóvenes buscan refugio en tradiciones, valores familiares o estructuras religiosas que ofrezcan un sentido de estabilidad en tiempos caóticos.
Sin embargo, esto no aplica para todas y todos. Otra gran parte de esta generación ha abrazado posturas progresistas y, en algunos casos, extremas, como respuesta al descontento con el sistema actual. Aquí es donde entran las y los jóvenes que lideran marchas por el cambio climático, el feminismo interseccional o los derechos LGBTQ+.
Lo fascinante de la Gen Z es esta polarización, y las redes sociales son el gran catalizador de estas posturas. Por un lado, permiten que las voces más progresistas tengan un alcance global; por otro, fomentan espacios donde se refuerzan ideologías más conservadoras. Un video viral de un influencer progresista puede cambiar perspectivas, pero también puede provocar una reacción en cadena de respuestas conservadoras que terminan dividiendo aún más a la audiencia.
Además, esta generación ha vivido lo que significa cancelar y ser cancelado, lo que ha llevado a muchos a replantear su forma de interactuar con ideas opuestas. Para algunos, el miedo a la cultura de la cancelación los ha empujado hacia un conservadurismo silencioso, mientras que otros han abrazado la confrontación directa como una forma de autoafirmación.
Su búsqueda de identidad, en un mundo donde todo cambia tan rápido, ha llevado a que sus posturas oscilan entre extremos. Lo que está claro es que esta generación tiene la capacidad de influir significativamente en el futuro político, social y cultural, ya sea desde un enfoque progresista, conservador o, como ya hemos visto, desde ambos al mismo tiempo.
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