El inicio del nuevo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos trajo consigo un decreto polémico: designar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas extranjeras.
Esta decisión, aunque ya la había anunciado antes, podría marcar un antes y un después en la relación bilateral, no sólo por su impacto en el comercio y la seguridad, sino también por las tensiones que genera sobre la soberanía de México. Ante este panorama, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió con un: México no permitirá intromisiones extranjeras en su territorio.
¿Qué implica la designación de los cárteles como terroristas?
La medida busca que los cárteles mexicanos y otros grupos, como el Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha (MS-13), entren en una lista negra que prohíbe a ciudadanos y empresas estadounidenses brindarles “apoyo material”. Además, permite al gobierno de Estados Unidos incautar activos relacionados con estas organizaciones, bloquear su ingreso al país y sancionar a quienes colaboren con ellas.
Sin embargo, esta designación también podría justificar medidas más agresivas, como intervenciones militares o económicas, algo que preocupa profundamente al gobierno mexicano.
La postura de Sheinbaum
En su mañanera del martes, la presidenta Sheinbaum desestimó las implicaciones inmediatas del decreto, pero dejó claro que México no aceptará acciones unilaterales de Estados Unidos dentro de su territorio. “¿Qué decimos nosotros? Ellos pueden actuar en su territorio; nosotros, lo que decimos es la defensa de nuestra soberanía e independencia”, afirmó.
Sheinbaum subrayó que México está dispuesto a trabajar en coordinación con su vecino del norte, pero siempre bajo el principio de respeto mutuo. “Todos queremos combatir a los cárteles de la droga, pero ellos deben actuar en su territorio y nosotros en el nuestro”, agregó, señalando también que las organizaciones criminales operan tanto en México como en Estados Unidos.
¿Defender a los cárteles o a la soberanía?
El decreto de Trump coloca a México en una posición compleja. Por un lado, está la necesidad de combatir a los cárteles y frenar la violencia que estos generan. Por otro, se encuentra el riesgo de que las decisiones de Estados Unidos traspasen límites y afecten la independencia de México.
Sheinbaum enfrenta un dilema: si responde de manera contundente contra el decreto de Trump, podría ser vista como defensora de los cárteles, una narrativa peligrosa en el discurso político internacional. Pero si cede ante las presiones de Estados Unidos, corre el riesgo de comprometer la soberanía nacional.
¿Cuál es el impacto real de esta medida?
Designar a los cárteles como terroristas podría tensar más la relación entre ambos países y dificultar el acceso a asilo de migrantes que huyen de la violencia de estos grupos.
Además, esta medida llega en un contexto de violencia recrudecida en México, especialmente en estados como Sinaloa, donde los cárteles luchan por el control tras la detención de líderes clave.
El decreto de Trump es una prueba para el gobierno de Sheinbaum. Defender a México no significa defender a los cárteles, pero sí exige mostrar al mundo que el país puede resolver sus problemas de seguridad sin ceder su autonomía. ¿Podrá el gobierno mexicano lograrlo? El tiempo lo dirá, pero lo que está en juego es mucho más que un enfrentamiento con los cárteles; es el futuro de la soberanía nacional.
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