El simbolismo oculto en el show de medio tiempo de Kendrick Lamar  

A muchos no les gustó su show. No hubo fuegos artificiales ni coreografías deslumbrantes como las que suelen dominar este evento. Pero Kendrick no buscaba hacer un espectáculo tradicional.

El espectáculo de medio tiempo del Super Bowl es uno de los eventos más esperados del año. Y este 2025, Kendrick Lamar lo convirtió en una obra cargada de simbolismo, crítica social y referencias ocultas que iban mucho más allá del entretenimiento

Kendrick Lamar: El cronista de la resistencia  

Antes de analizar el show, quizá es importante entender quién es Kendrick Lamar. Nacido en 1987 en Compton, California, se ha consolidado como uno de los raperos más influyentes de su generación

Sus letras abordan la injusticia racial, la opresión sistémica y la lucha de la comunidad afroamericana en Estados Unidos. En 2018, ganó el Premio Pulitzer por DAMN., convirtiéndose en el primer artista de hip-hop en recibir este reconocimiento.  

Lamar no es solo un músico, es un narrador. Y su narrativa en el Super Bowl no fue una excepción. 

El Tío Sam y la crítica a la América blanca  

El show arrancó con Samuel L. Jackson en el papel del Tío Sam, un símbolo históricamente asociado con el nacionalismo estadounidense. La imagen del Tío Sam ha sido utilizada para reclutar soldados y representar el poder de Estados Unidos, pero esta vez, no era un hombre blanco quien lo encarnaba.  

La ironía no podía ser más evidente: el país que ha marginado a la comunidad negra ahora tenía a su símbolo patrio representado por uno de ellos. Jackson, además, no es un actor cualquiera. Ha sido activista desde los años 60, fue arrestado por exigir derechos civiles y ha apoyado activamente el movimiento Black Lives Matter.  

Con un tono burlón, su personaje le dice a Kendrick:  “No, no, no! Too loud, too reckless, too ghetto! Mr. Lamar, do you really know how to play the game? Then tighten up!”  

(“¡No, no, no! Demasiado ruidoso, demasiado imprudente, ¡demasiado gueto! Sr. Lamar, ¿realmente sabe cómo jugar el juego? Entonces, ¡ajústese!”)  

La frase es clave. A la cultura afroamericana se le permite existir, pero solo cuando no incomoda, solo cuando es “apropiada”, cuando no “es ruidosa”.

En otro momento, SZA sube al escenario para interpretar “All the Stars” del soundtrack de Black Panther, película que rebosa orgullo negro. Mientras tanto, el Tío Sam vuelve a aparecer y comenta:

“That’s what I’m talking about, that’s what America wants. Nice. Calm. You’re almost there. Don’t mess this (up)” (“Eso es lo que quiero escuchar, eso es lo que quiere Estados Unidos. Bonito. Tranquilo. Ya casi llegas. No arruines esto”). Nuevamente la referencia a que la comunidad negra es “ruidosa”.

Casi como una advertencia, las bailarinas del show hacen una pregunta que parece desafiar la narrativa: “¿En verdad lo vas a hacer?”, “intentaron amañar el juego, pero no se puede fingir influencia”.

Muchos interpretaron estas líneas como una crítica velada a las manipulaciones en las elecciones presidenciales, particularmente cuando Trump comentó en una entrevista que ILON, que ganó sin dificultades en Pensilvania. Es una especie de alegoría de cómo los sistemas pueden ser manipulados, pero no todo puede ser disfrazado.

La bandera dividida  

Mientras Trump observaba desde las gradas, Lamar interpretó “HUMBLE.”, una canción cuyo coro dice:  “Sit down, be humble” (“Siéntate, sé humilde”).

En ese momento, la imagen de la bandera estadounidense partida a la mitad dominó el escenario. No se necesitaba más explicación: Estados Unidos está dividido, roto por la polarización política y social.  

Lamar no necesitó dar un discurso directo contra Trump o el sistema. Su mensaje estaba en la imagen, en la canción, en la atmósfera. La resistencia no siempre se grita; a veces, es más efectiva cuando se deja ver sin necesidad de ser explicada.

“La revolución será televisada”

Luego vino DNA. y Euphoria, seguidas de una frase que resonó con fuerza:  “The revolution about to be televised, you picked the right time, but the wrong guy (“La revolución será televisada, elegiste el tiempo correcto, pero a la persona incorrecta”).  

Esta línea puede interpretarse de varias formas. Algunos la vinculan a la idea de que Lamar es el primer artista de hip-hop en hacer un show de medio tiempo en solitario (aunque estuvo SZA). Otros creen que se refiere a la presencia de Trump en el estadio.  

Sea cual sea la interpretación, la frase es una clara referencia a la famosa advertencia de Gil Scott-Heron: “The revolution will not be televised”. Pero en 2025, Lamar invierte la idea: la revolución sí está en la pantalla, pero ¿para quién?  

Las indirectas a Drake 

Uno de los momentos más comentados del show llegó con una referencia directa a su conflicto con Drake. 

Mientras interpretaba “They Not Like Us”, ¡sorpresa! Serena Williams aparece en el escenario (quien se dice fue pareja de Drake). Kendrick miró a la cámara y soltó:  “Say, Drake, I hear you like ‘em young(“Di, Drake, veo que te gustan jóvenes”). 

Esta frase avivó las acusaciones sobre la supuesta relación de Drake con menores de edad, un tema que ha estado rondando en la cultura pop. Para muchos, fue un golpe certero, otro distrack, pero esta vez, en el escenario más grande del mundo.  

Además, Lamar llevaba una “a” en su cuello, una referencia a una línea de la canción: “Tryna strike a cord, and it’s probably A-minor” (“Tratando de tocar un acorde, y probablemente sea un A-menor”).  

Un juego de palabras con la nota musical A-menor (A-minor) y la insinuación de una relación con una menor (a minor), cof cof de nuevo indirecta a que Drake es pederasta.

El mensaje final

En una parte del show, en la parte de la audiencia se formaron las palabras:  “WARNING, WRONG WAY” (“CUIDADO, CAMINO EQUIVOCADO”). 

Un mensaje claro, pero abierto a interpretación. ¿Se refería a la dirección política del país? ¿A la crisis social? ¿O tal vez a ambos?

Kendrick Lamar y el arte de la resistencia  

Lamar no gritó su mensaje. No necesitó decir nombres ni hacer un gesto evidente contra Trump. En cambio, usó símbolos, referencias y juegos de palabras para dejar claro lo que piensa del estado actual del país.

Como escribió Jacques Rancière en El espectador emancipado, el arte no solo refleja la realidad, sino que la transforma al obligarnos a ver lo que normalmente ignoramos.  


Y eso es exactamente lo que hizo Kendrick Lamar en el Super Bowl. No nos dijo qué pensar. Nos obligó a verlo.


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