¿Por qué los aliados de Trump están haciendo el saludo nazi?

El viernes 21 de febrero, en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el exasesor de Trump, Steve Bannon, y el “actor” ultraderechista mexicano Eduardo Verástegui realizaron un gesto que ha generado indignación en todo el mundo: levantaron el brazo derecho con la palma hacia abajo, un saludo infame por su asociación con la Alemania nazi de Adolf Hitler.

Este gesto no es nuevo entre los aliados de Trump. En enero, Elon Musk hizo lo mismo durante un evento en el que celebraba la toma de protesta de Trump como presidente de Estados Unidos. En aquella ocasión, el dueño de X tocó su pecho y luego extendió el brazo, en un movimiento idéntico al que ahora repiten Bannon y Verástegui.

¿Casualidad o mensaje intencional?

Durante su discurso en el CPAC, Bannon terminó con un llamado a “luchar” por Trump, repitiendo la palabra tres veces mientras levantaba el brazo. La referencia es directa al grito de guerra de Trump después del atentado que sufrió en 2024. 

Pero más allá de su significado en el contexto político actual, el gesto de Bannon y su tono incendiario encajan con la retórica de movimientos de extrema derecha que han crecido en Estados Unidos y el mundo.

Por su parte, Verástegui, conocido por su postura ultraconservadora y su intención fallida de ser candidato a la presidencia de México en 2024, también hizo el mismo saludo al finalizar su discurso, asegurando que se unirá al movimiento de Trump y Elon Musk.

¿Por qué es tan grave?

El saludo nazi no es solo un movimiento de la mano: es un símbolo de odio que representa una ideología responsable de la muerte de millones de personas. En la historia moderna, quienes lo han usado suelen compartir ideas antisemitas, racistas y autoritarias.

Organizaciones como la Liga Antidifamación (ADL), que luchan contra el antisemitismo, han señalado que el gesto de Bannon es preocupante porque refuerza la normalización del extremismo. Además, grupos supremacistas blancos y neonazis han celebrado abiertamente estos gestos en redes sociales, tomándolos como una señal de apoyo.

Bannon intentó justificar su acción diciendo que es un gesto que hace “todo el tiempo”, pero la historia demuestra que no es la primera vez que figuras de la ultraderecha coquetean con este tipo de simbolismo.

¿Por qué deberíamos preocuparnos?

No estamos hablando de un simple error o de un malentendido. Estos gestos, cuando vienen de figuras con poder e influencia, tienen consecuencias. Alimentan discursos de odio, validan ideologías extremistas y envían un mensaje peligroso a sus seguidores.


Que un ex-asesor de Trump, un magnate tecnológico y un “actor” mexicano ultraconservador coincidan en hacer el mismo gesto en momentos clave no parece ser casualidad. Es una señal de hacia dónde está girando un sector de la política global.


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