Joan Serra Montagut, un activista de origen catalán que ha vivido en Mérida durante varios años, se volvió viral no por su labor, sino por un acto de violencia alarmante. En un video que está circulando en redes, se le escucha justificar su comportamiento diciendo: “Nunca he actuado así, pero cuando me faltan al respeto, actúo así. Soy una persona que lucha por mejorar este puto mundo”. Sin embargo, sus acciones distan mucho de reflejar a alguien que realmente busca un cambio positivo.
¿Qué sucedió en la cafetería de Mérida?
El pasado 25 de febrero, Serra Montagut irrumpió en una cafetería-galería en el centro histórico de Mérida exigiendo que bajaran el volumen de la música. En el lugar, que aún no iniciaba labores, se encontraba la trabajadora Ruth Medina, quien fue amenazada e insultada por el activista. Serra Montagut llegó al extremo de advertir que incendiaría el establecimiento y destruiría las piezas artesanales en exhibición.
Más tarde, cuando activistas locales le pidieron que se disculpara con la empleada y cubriera los daños ocasionados, el hombre volvió a reaccionar con agresividad hacia otra mujer. Testigos grabaron el incidente, evidenciando su conducta violenta y sus amenazas.
La Policía Estatal de Investigación acudió al lugar para recabar información, mientras que la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán confirmó que ya se presentó una denuncia formal contra Serra Montagut.
No era únicamente el hecho de la agresión en sí, sino la sensación de que, una vez más, un hombre blanco y extranjero con aires de superioridad podía actuar impunemente. La dueña del café decidió no callar y publicó en redes sociales los videos de las cámaras de seguridad, mostrando lo sucedido y exigiendo justicia.
El privilegio de ser extranjero en México
Este caso no solo es un episodio de violencia y abuso de poder, sino una muestra del trato privilegiado que muchas veces se otorga a los extranjeros en México. Joan Serra Montagut ha sido celebrado en diversas ocasiones por su labor como promotor cultural, becario del Centro UNESCO di Firenze y consultor del Programa de las Naciones Unidas por una Cultura de Paz en Chiapas.
Montagut es parte de una élite académica que, al ser extranjera, disfruta de una especie de inmunidad tácita. Se le permite ocupar espacios de autoridad en la investigación cultural sin cuestionamientos.
¿Cuántas veces hemos visto extranjeros que exigen respeto pero no lo otorgan, que explotan recursos y oportunidades que a los mexicanos les son negadas? No es solo un problema de malinchismo académico, sino de una mentalidad colonial aún arraigada, en la que se enaltece a los extranjeros.
Mientras que historiadores, antropólogos y activistas mexicanos deben luchar constantemente por ser tomados en serio en el ámbito académico, cultural y profesional, a los extranjeros se les abre la puerta sin cuestionamientos, e incluso se les aplaude cuando simplemente muestran interés en la cultura local.
El malinchismo sigue vigente en muchas formas, especialmente cuando personas de fuera llegan con un aire de superioridad, apropiándose de espacios y recursos que los mexicanos difícilmente pueden alcanzar.
Joan Serra Montagut, quien en teoría se dedica a promover la paz y apoyar a comunidades vulnerables, ha demostrado con su comportamiento que no siempre los títulos y reconocimientos internacionales garantizan valores éticos o respeto por las comunidades que dicen apoyar.
Este caso es solo una muestra de cómo estas dinámicas pueden tener consecuencias graves. La dueña de Café Lavé ha exigido justicia y ha publicado los videos de las cámaras de seguridad como prueba del ataque. Mientras tanto, la discusión sobre el malinchismo en el ámbito académico y cultural sigue abierta: ¿hasta cuándo seguirá México otorgando privilegios a extranjeros solo por el hecho de serlo?
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