Netflix nos tiene acostumbrados a series que nos dejan pegados a la pantalla, pero Adolescencia es otro nivel. Esta miniserie de cuatro episodios está desatado un debate global sobre la violencia juvenil, la influencia de internet en las nuevas generaciones y el oscuro impacto de ciertas comunidades en línea.
Pero, ¿sabías que Adolescencia está basada en hechos reales? Y no solo eso, también nos acerca a un problema silencioso que está creciendo: la cultura incel, una ideología misógina que se ha colado en la mente de muchos jóvenes, impulsándolos a cometer crímenes atroces.
¿De qué trata Adolescencia?
La historia sigue a Jamie, un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera de su escuela. Desde su arresto, la serie nos lleva por un viaje intenso: el interrogatorio, las evidencias, las reacciones de la familia y las consecuencias emocionales y sociales del crimen.
Sin embargo, lo que hace Adolescencia tan impactante es cómo expone las grietas de nuestra sociedad y cómo los jóvenes están absorbiendo ideologías peligrosas a través de internet.
Aunque la trama es ficticia, la realidad es que está inspirada en dos casos reales que estremecieron al Reino Unido. Y ambos tienen algo en común: jóvenes que crecieron en entornos de violencia, desconexión y, en algunos casos, expuestos a discursos de odio que proliferan en internet.
Casos reales que inspiraron Adolescencia de Netflix
El asesinato de Ava White
El 25 de noviembre de 2021, Ava White, una niña de 12 años, salió al centro de Liverpool para ver el encendido de las luces navideñas junto a sus amigos. En medio de la diversión, un grupo de cuatro chicos comenzó a grabarlos y subir videos a Snapchat. Ava confrontó al grupo para que borraran los videos y, en ese momento, uno de ellos, de apenas 14 años, sacó un cuchillo y la atacó en el cuello. Ava murió poco después en el hospital.
El niño que la atacó fue detenido dos horas después y, durante el interrogatorio, mintió varias veces antes de admitir que él había llevado el cuchillo “por protección”. Este caso conmocionó al Reino Unido y puso el foco en el aumento de la violencia con armas punzo cortantes entre los adolescentes.
El asesinato de Elianne Andam
Otro caso que inspiró la serie fue el asesinato de Elianne Andam, una niña de 15 años que fue apuñalada en Croydon, al sur de Londres, el 27 de septiembre de 2023. El responsable fue Hassan Sentamu, de 17 años, quien atacó a Elianne tras un altercado donde ella defendió a una amiga que había tenido una relación con él.
Sentamu llevó un cuchillo desde su casa y la atacó brutalmente, causándole heridas fatales en el cuello. ¿La motivación? El acusado argumentó que sintió que “le faltaron al respeto” Elianne y sus amigas, quienes le echaron agua tras tratar mal a su amiga. Sentamu respondió de la manera más violenta posible, reflejando actitudes profundamente arraigadas en el machismo y la misoginia.
La conexión entre la cultura incel y la violencia juvenil
Más allá de los crímenes individuales, Adolescencia también toca un tema que pocos se atreven a discutir abiertamente: la relación entre la violencia juvenil y la cultura incel.
Si no estás familiarizado con el término, aquí va una rápida introducción: “incel” es la abreviatura de involuntary celibate (célibe involuntario). Se trata de comunidades en internet donde hombres jóvenes, frustrados por su falta de éxito romántico, desarrollan discursos de odio hacia las mujeres y la sociedad en general, culpandolos de sus fracasos amorosos.
Su odio hacia las mujeres y su sentimiento de victimización los ha llevado a desarrollar ideologías extremas, justificando la violencia como una forma de “venganza” contra quienes los rechazan.
Aunque muchos incels solo expresan su enojo en foros y redes sociales, otros han llevado su resentimiento al mundo real en forma de ataques violentos.
El aumento de incels y la violencia juvenil
En enero de 2023, el programa Prevent del gobierno del Reino Unido (donde está ambientado Adolescencia) reveló un aumento alarmante de jóvenes relacionados con la cultura incel. Además, ese mismo año, se registró un incremento preocupante en las búsquedas de contenido relacionado con masacres y tiroteos escolares, lo que demuestra que estas ideologías están calando hondo en las mentes de adolescentes vulnerables.
Incluso más alarmante es que, en la última década, las muertes de adolescentes por ataques con cuchillos aumentaron un 240% en el Reino Unido. Esta estadística no es casualidad: es el resultado de un ambiente donde las ideas de odio y violencia están normalizándose.
El tema es tan grave que el gobierno británico ha comenzado a tratar a los incels como grupos con posibles tendencias terroristas.
¿Problema de salud mental o de ideología?
Aquí es donde la conversación se vuelve un poco más compleja. Después de ver Adolescencia, muchas personas han comentado en redes que el protagonista, Jamie, “estaba enfermo” o que sufría algún trastorno mental. Pero este enfoque simplifica demasiado un problema que es mucho más profundo.
Como bien dice el historiador Villalpando cuando habla de feminicidios:
“El feminicidio no es un acto de locos, sino de hombres comunes y corrientes. Asumir que un feminicida es un monstruo, equivale a afirmar que está seriamente trastornado, como si se tratara de un caso aislado y no como lo que en realidad es: la expresión extrema de una epidemia (…) en la que los perpetradores están absolutamente conscientes de sus actos y donde muchos de los cuales (…) están complacidos y hasta orgullosos de haber cometido crímenes salvajes“.
Y lo mismo pasa aquí. No son monstruos. Son niños y jóvenes que crecen rodeados de violencia, machismo y discursos de odio. No se trata solo de “gente mala haciendo cosas malas”, sino de una cultura donde la violencia es vista como una salida aceptable para su frustración.
La cultura incel ha dejado de ser un nicho cualquiera en foros; ahora está en TikTok, YouTube y otras plataformas a las que los adolescentes acceden sin filtros, un claro ejemplo de ello son todos los videos de El Temach.
Estas ideas misóginas y machistas no son parte de una enfermedad mental, son discursos aprendidos. Y cuando un niño o adolescente crece en un entorno donde estas ideas se refuerzan —ya sea en su casa, su escuela o en sus redes—, la violencia se vuelve no solo comprensible, sino justificable.
Es decir, estamos ante un sistema que produce, justifica y protege la violencia masculina. Y eso es algo de lo que hace que Adolescencia sea tan impactante porque nos obliga a enfrentar una realidad que preferimos ignorar: los jóvenes no están cayendo en la violencia porque sí.
Están creciendo en un mundo donde el odio y la desconexión emocional los rodean, y donde internet les ofrece comunidades que refuerzan esos discursos normalizados.
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