Se dice que en la moda todo vuelve, todo es un ciclo. Un día nos burlamos de los pantalones de tiro bajo y, al siguiente, los estamos viendo en cada outfit de TikTok. La música no es la excepción. En plena era del streaming, donde lo digital lo es todo, el pasado se niega a quedarse atrás.
Los vinilos están de vuelta, el pop de los 2000 resurge con fuerza y la obsesión por lo retro sigue marcando tendencia. Pero, ¿por qué la música de otras décadas sigue teniendo tanto impacto en un mundo hiperconectado y saturado de contenido nuevo?
Los vinilos frente a la industria del streaming
En una era dominada por el streaming y lo digital, donde la inmediatez y la accesibilidad parecen serlo todo, los vinilos han resurgido con una fuerza inesperada. Tan solo en 2023, las ventas de estos discos en Estados Unidos alcanzaron los 43 millones de unidades, superando a los CD por segunda vez desde 1987.
No se trata solo de nostalgia, sino de la necesidad de algo tangible en un mundo digital. Tener un álbum en vinilo es poseer algo, poseer música, una experiencia sensorial que va desde el sonido hasta el diseño de la portada y el acto mismo de colocar la aguja sobre el disco.
Además, la exclusividad de las ediciones limitadas, los colores llamativos y la promesa de un sonido más auténtico han convertido este formato en un objeto de culto para coleccionistas y jóvenes que nunca vivieron la era dorada del LP, pero que ahora lo consideran una pieza esencial de su identidad musical.
El resurgimiento del pop de los 2000
Pero el vinilo no es el único vestigio del pasado que ha regresado con fuerza. En la industria musical, el Y2K pop ha vuelto a ser tendencia, con artistas actuales reviviendo los sonidos y la estética de los 2000.
El hiperpop, los sintetizadores brillantes, los beats pegajosos y la moda inspirada en Britney Spears, Avril Lavigne, Gwen Stefani, Cristina Aguilera, Shakira, Madonna y los primeros años de Lady Gaga dominan la escena. No es casualidad que figuras como Charli XCX, Doja Cat, Kali Uchis, New Jeans, XG, ALMAS, Benee y hasta Olivia Rodrigo estén incorporando elementos de esa época en su música y videoclips.
Hay algo en la estética de los 2000 que encaja perfectamente con el anhelo de un tiempo que, en retrospectiva, parece más simple y despreocupado.
¿Por qué nos obsesiona tanto revivir el pasado?
Detrás de todo esto, la nostalgia juega un papel clave. La psicóloga Krystine Batcho, investigadora de la nostalgia desde los 90 y creadora del Inventario de la Nostalgia (que evalúa la propensión a la nostalgia), sostiene que este sentimiento es una herramienta para lidiar con la incertidumbre del presente.
En tiempos de crisis económica, crisis climática y cambios constantes, la música se convierte en un refugio emocional. Para la Generación Z, y para quienes no vivieron directamente los 80, los 90 o los 2000, adoptar elementos de esas épocas es una forma de encontrar estabilidad y conexión en un mundo que cambia demasiado rápido.
Regresar al pasado es un acto humano en sí. Un estudio de Spotify reveló que esta generación siente una especial predilección por la música de los 80 y 90, no porque la hayan vivido, sino porque les ofrece un respiro de la ansiedad contemporánea.
El consumo de música nostálgica no es solo una cuestión de gusto, sino una forma de identidad. Mientras la tecnología avanza y la música se vuelve cada vez más efímera, lo retro parece ofrecer algo que el presente no puede: una sensación de permanencia y pertenencia.
Ya sea a través de un vinilo, un video musical con estética VHS o un sonido inspirado en el pop de hace dos décadas, la música sigue demostrando que el pasado nunca se va del todo, sino que encuentra nuevas formas de reinventarse en cada generación.
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