Esta semana, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, presentó un dato que está dando de qué hablar: México tiene un portafolio de inversiones por 298 mil millones de dólares, lo cual representa aproximadamente el 16% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Sí, es muchísimo dinero, pero… ¿qué significa todo esto y por qué es relevante?
¿De dónde viene esa inversión y en qué se usará?
Según lo dicho en la mañanera, este monto incluye mil 937 proyectos repartidos en todo el país. Las entidades donde más se concentran estas inversiones son Baja California, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas y Chihuahua.
Estos proyectos son tanto nacionales como extranjeros, y van desde obras de infraestructura hasta temas de energía, medio ambiente, agua y economía. De hecho, Ebrard dijo que 446 de estos proyectos están recibiendo especial atención por parte del gobierno federal para asegurarse de que avancen en tiempo y forma.
Además, según Ebrard, ningún proyecto se ha cancelado hasta el momento. Esto es importante porque, según explicó, suele haber rumores de que ciertas inversiones se retiran o se detienen, pero aseguró que eso no ha pasado.
“Me preguntaba alguien, oye, ¿No se han cancelado algunos? Ninguno ha sido cancelado hasta hoy. Es importante que lo sepamos, porque luego se dicen cosas que no son. Ningún proyecto se ha cancelado”, comentó el funcionario.
¿Qué busca el gobierno con este portafolio de inversiones?
Este conjunto de proyectos forma parte de algo que llamaron el “Portafolio para la Prosperidad Compartida”, que tiene tres objetivos principales:
- Identificar proyectos con alto impacto económico y en generación de empleo, tanto con inversión nacional como extranjera.
- Entender qué necesitan las empresas para que sus proyectos funcionen.
- Coordinar a todas las dependencias del gobierno para que esas inversiones se puedan concretar sin trabas.
Entonces… ¿esto es bueno o malo?
Depende de cómo se mire. Que haya inversión es señal de que hay interés en México como destino económico, y eso puede significar empleos, desarrollo y crecimiento regional. Pero también implica retos: asegurar que los proyectos se completen, que realmente beneficien a la población y que no afecten el medio ambiente o los derechos de las comunidades.
Por ahora, lo cierto es que el gobierno apuesta fuerte por atraer y facilitar estas inversiones, y habrá que ver en los próximos años qué tanto de este portafolio realmente se transforma en obras y beneficios concretos.
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