Esta semana, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) volvió a hacer ruido. Luego de una serie de operativos federales para acorralar a esta organización en sus territorios clave: Michoacán, Jalisco y Guanajuato.
La reacción ha sido brutal: carreteras cerradas, negocios quemados, policías atacados y un clima de terror que se extendió por al menos 30 municipios. ¿Por qué ahora? Porque el Gobierno mexicano está apretando más fuerte, buscando debilitar al CJNG desde adentro, capturando a sus operadores y cortando sus rutas logísticas. Y como era de esperarse, el cártel respondió con violencia.
El CJNG responde con fuego a la presión del Gobierno
Las fuerzas federales intentaron detener a un líder criminal importante (aunque no han revelado su nombre). Esto detonó una reacción en cadena: el CJNG activó su ya conocido método de “caos total”, como lo hizo en 2022 cuando intentaron atrapar a El Doble R y El Apá. El resultado han sido carreteras bloqueadas con camiones incendiados, ataques en municipios rurales y una tensión que se sintió hasta en las redes.
Según Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, es que los enfrentamientos se deben a peleas entre grupos delictivos. Pero más allá del discurso, lo que vimos fue una respuesta directa del CJNG a los golpes que ha recibido en las últimas semanas.
¿Dónde ocurrió todo esto?
- En Michoacán, el caos fue mayor. En 26 municipios, sobre todo en zonas rurales, hubo incendios, bloqueos y ataques. Hasta tiendas de conveniencia fueron quemadas.
- En Guanajuato, varios tramos carreteros clave fueron bloqueados con tráileres en llamas. La violencia se extendió a municipios como La Piedad, Pénjamo, Abasolo y San Gregorio.
- En Jalisco, hubo incendios en casetas de cobro y cierres viales que complicaron la circulación.
Todo esto pasó casi sin que los gobernadores o autoridades estatales dijeran una palabra ese mismo día. Ni Sheinbaum, la presidenta, se pronunció hasta el jueves.
¿Por qué el CJNG está tan activo ahora?
Durante años, el CJNG creció aprovechando dos cosas: la política de “abrazos, no balazos” de AMLO y las peleas internas del Cártel de Sinaloa. Mientras sus rivales se pelean entre ellos, el grupo de “El Mencho” se expandía, ganando poder y control.
Pero el panorama también cambió con el regreso de Trump, que presionó a México para actuar más duro contra los cárteles. Eso llevó a una nueva estrategia: más militares en las calles, más detenciones y más decomisos. El CJNG, obviamente, no se quedó quieto.
Aunque las autoridades aseguran que “todo está bajo control”, la verdad es que lo que pasó esta semana es una muestra de fuerza del CJNG. Y mientras el Gobierno continúa su ofensiva, es muy probable que veamos más reacciones violentas.
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