Acamoto 2025 deja saldo de ocho muertos y más de una decena de heridos

Este año, el rugido de miles de motores volvió a sacudir Acapulco, pero no con la euforia festiva que algunos promueven, sino con el eco de la tragedia. Ocho personas muertas, decenas de heridos, accidentes, balaceras, detenciones, vandalismo, y toneladas de basura son el saldo del Acamoto 2025.

¿Qué pasó en el Acamoto 2025?

Del 15 al 18 de mayo, el Acamoto convocó a más de 10 mil motociclistas y más de 100 mil asistentes al puerto guerrerense. 

Desde el inicio del fin de semana, las redes sociales se inundaron de videos donde se veían acrobacias temerarias, arrancones ilegales, consumo desmedido de alcohol, vandalismo, y hasta motocicletas circulando dentro de la playa. La famosa avenida Costera Miguel Alemán, usualmente turística, se volvió pista de carreras y campo de batalla.

Las autoridades locales aseguran que se prepararon con un operativo de apenas 300 elementos para “contener” a una masa de cientos de miles de personas. Como era de esperarse, los resultados saltan a la vista: calles colapsadas, policías acorralados por la multitud, y un saldo humano que deja claro que esta vez no fue suficiente.

La mayoría de las víctimas mortales durante el festival perdieron la vida tras derrapar a bordo de sus motocicletas. Una persona más murió al ser atropellada por uno de los asistentes. A esto se suma el caso de un conductor que fue atacado a balazos tras una riña con otros participantes. Las autoridades informaron que ya se abrió una carpeta de investigación para esclarecer lo ocurrido.

De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública municipal, Eduardo Bailleres, durante el Acamoto se detuvo a 42 personas por cometer actos violentos y desmanes en la vía pública —incluido el caso de la transeúnte que perdió la vida—. Además, se levantaron 290 infracciones y se decomisaron 115 motocicletas por no contar con la documentación en regla.

¿De quién es la culpa?

Aquí viene el clásico jaloneo de responsabilidades. El secretario de Seguridad Pública de Acapulco, Eduardo Bailleres, dijo que el Acamoto no es un evento oficial, sino una “reunión espontánea” convocada en redes sociales. Pero vamos, el evento tiene fechas anunciadas desde agosto de 2024 y hasta la bendición del senador Félix Salgado Macedonio, quien orgulloso se autodenominó “padre del Acamoto”.

En videos transmitidos en vivo, el senador celebró la presencia de los motociclistas, minimizó los excesos (“hay canijos que se portan muy mal”) y, entre risas y advertencias, pidió “cuidadito” a los ciudadanos porque “ahorita todo mundo anda suelto”. Eso sí, se echó flores: “Ahora sí nos volamos la barda”.

En medio de los excesos, hubo quien sacó cuentas felices: según la Canaco de Acapulco, el evento dejó una derrama económica de más de 900 millones de pesos y una ocupación hotelera que rebasó el 85%. Pero eso plantea un dilema incómodo: ¿cuánto vale una vida en la balanza entre turismo y seguridad? ¿Es válido seguir permitiendo eventos de esta magnitud sin una estructura oficial que los regule?


El gobierno estatal se ha mantenido casi en silencio, mientras que la Secretaría de Turismo local solo presumió los operativos de limpieza que retiraron más de 110 toneladas de basura del puerto. Porque sí, hasta para recoger el desastre se necesita una estrategia que no existió para prevenirlo.


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