“Make America Great Again”… pero ahora con producción de telerrealidad. Así la última ocurrencia del gobierno de Donald Trump, que, al parecer, quiere convertir la inmigración en espectáculo televisivo con un reality show. El plan: poner a inmigrantes a competir por el premio mayor —la ciudadanía estadounidense— en un show llamado The American.
¿El objetivo? Según dicen, celebrar el “espíritu americano”. Pero entre más detalles salen, más parece una mezcla entre propaganda nacionalista y cinismo de horario estelar.
Inmigrantes competirán en desafíos para demostrar que son lo suficientemente “americanos”
La premisa del reality suena muy a Los Juegos del Hambre. Según documentos obtenidos por The Daily Mail, mostraría a 12 migrantes realizando actividades que —según el concepto del show— definen el “espíritu estadounidense” (o americano, como les gusta decirse): trabajos duros, desafíos físicos, hazañas tecnológicas.
Desde navegar ríos, excavar minas o construir cohetes, hasta enfrentar obstáculos que pongan a prueba su “valía” para portar una green card.
La idea es “celebrar el proceso de inmigración y lo que significa ser estadounidense”. Sin embargo, no se trata más que de un espectáculo basado en la necesidad y la desigualdad.
Y por si todavía tenías dudas de los verdaderos tintes de este proyecto, se menciona a Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y voz fuerte del trumpismo duro, como impulsora y productora del programa. Sí, la misma que ha sido imagen de políticas antimigrantes y que aparece en los polémicos anuncios de deportaciones.
Departamento de Seguridad Nacional niega la idea de reality show
Aunque The Daily Mail asegura haber visto un documento de 35 páginas con la propuesta completa —que ya fue ofrecida a plataformas como Netflix—, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ya salió a decir que todo esto es “completamente falso” y que Kristi Noem “no respalda ni conoce la propuesta”.
¿Fake news, entonces? Tal vez. Pero la idea fue lo suficientemente y la narrativa embona perfectamente con la retórica del trumpismo: los inmigrantes no tienen derechos en territorio estadounidense.
El inmigrante como un “otro” que debe ganarse el derecho de pertenecer
Más allá de si este show llega a Netflix, Amazon o a ninguna parte, la idea en sí misma ya es profundamente preocupante. Convertir el proceso migratorio en un concurso televisivo trivializa las luchas reales de millones de personas que cruzan fronteras buscando seguridad, estabilidad o simplemente una vida mejor.
Y peor aún: refuerza la idea de que la ciudadanía se tiene que “ganar” a golpes, sudor y pruebas ridículas, en vez de ser un derecho basado en leyes y humanidad.
Hablamos de la dignidad de millones de personas migrantes. Reducir sus historias a una competencia por entretenimiento las deshumaniza, estigmatiza aún más y profundiza una visión meritocrática y excluyente de la ciudadanía.
No se trata de quitarle valor a las historias de lucha. Se trata de no convertirlas en un show donde el sufrimiento se vuelve contenido y la ciudadanía, un premio que se gana en pantalla.
En un mundo donde las fronteras se endurecen y las crisis migratorias se multiplican, lo último que necesitamos es un programa que trate la migración como una carrera de obstáculos con rating. Lo que urge no es un show más. Es una política migratoria más justa, más humana y menos interesada en el espectáculo.
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