Dentro de la comunidad LGBTIQ+ existe una gran variedad de expresiones artísticas que se han desarrollado a partir de la necesidad de liberación y expresión de las minorías. Y aunque no es la forma más justa en la que nace una formación artística, sí podemos decir que, gracias a grandes pioneros que abrieron paso al reconocimiento de la diversidad y al respeto hacia las expresiones e identidades de género, hoy en día gozamos de una realidad parcialmente distinta a la de hace algunos años.
El baile, como expresión artística, es una de las formas más puras y disciplinadas en su ejecución y presentación. Bailarines como Johannes Radebe y Willi Ninja son considerados padrinos del baile y de la visibilidad del Vogue a nivel mundial, formando orgullosamente parte de la historia y evolución de la expresión en el arte del movimiento.
El Vogue como baile y no como revista
Originalmente conocido como voguing, esta expresión de baile artístico nace a finales de los años 80 en los salones de baile de Harlem, en Nueva York, como una necesidad de expresión y liberación para la comunidad LGBTIQ+. Sus principales participantes pertenecían a la comunidad queer negra y latina de Brooklyn. Su objetivo principal radicaba en ser una forma de manifestación y protesta contra la marginación de las minorías.
El camino hacia la visibilidad del Vogue fue sumamente difícil, ya que en numerosas ocasiones la policía realizaba redadas en los salones de baile, y las personas presentes eran violentadas físicamente, llevadas a prisión y despojadas de sus pertenencias. En su mayoría, estas acciones tenían como única intención humillarlas y ejercer violencia desde el racismo y la homofobia por parte de los cuerpos de seguridad.
Existen grandes artistas dentro del baile Vogue. Willi Ninja, junto con Paris Dupree, son considerados los padrinos y propulsores del género. Ellos dieron vida a los salones de baile y levantaron la cabeza con orgullo al celebrar lo que estaban logrando junto con su comunidad. Son y serán grandes referentes que fusionaron la pasión por la moda con movimientos de líneas simétricas, dando vida a un baile lleno de libertad, expresión y orgullo.
Madonna: la exposición mainstream del Vogue
El 20 de marzo de 1990, la Reina del Pop lanzó su sencillo Vogue, el cual fue el principal tema del álbum I’m Breathless, inspirado en la película Dick Tracy. Fue reproducido en más de 30 países, convirtiéndose en la canción de música house-disco con mayor influencia de la década. Vogue catapultó y visibilizó la subcultura del ballroom y el voguing, logrando un hecho histórico para la comunidad y las minorías, posicionando este estilo como una forma artística no solo dentro de la música, sino también en la moda y la cultura social de la época.
Un hecho histórico que cobra relevancia y que va de la mano con Madonna y su impulso a la visibilidad del Vogue, fue en 1981, cuando se confirmaron más de 100 millones de casos de VIH. Miles de personas murieron a causa de negligencias médicas derivadas de la estigmatización hacia las minorías. Para ese momento, ya existía un terror latente en las calles de Brooklyn y una pérdida significativa de familiares, amigos y parejas que padecían la enfermedad, contando los días desde las camas de hospitales, sin mayor atención por parte del gobierno de los Estados Unidos.
Madonna fue de las primeras figuras públicas que, con su gran influencia y nivel artístico, se interesó en mostrar lo que realmente sucedía en las calles de América. Elevó su nivel de compromiso con la comunidad LGBTIQ+, logrando no sólo su propio reconocimiento con ese álbum, sino también para todos sus bailarines, quienes participaron en cada una de sus giras a nivel mundial. Con este gesto logró confirmar por qué es la Reina del Pop y una madre representativa de la comunidad, abriendo paso a la libertad y la expresión, y enfrentando un sistema ideológico que históricamente oprimía y violentaba a las comunidades diversas.
Por: Pedro Amezquita, practicante de comunicación.
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