¿Morena se está saliendo de control? Esto les dijo Sheinbaum en su carta

Morena está en la cima, pero también al borde del caos. Tiene la presidencia, el Congreso, 23 estados, la CDMX y la mayoría de los congresos locales. Tiene todo… y sin embargo, algo dentro ya no encaja. Claudia Sheinbaum lo sabe, y por eso decidió escribir una carta.

No lo hizo como presidenta, sino como una militante preocupada por el rumbo de su propio partido. Durante el primer Consejo Nacional de Morena en su administración, mandó un mensaje que más que una lista de buenos deseos, suena a advertencia.

¿Por qué una carta en este momento?

Se sabe que Morena se está agrietando. Hay divisiones internas, campañas adelantadas, viajes al extranjero con recursos públicos y líderes que jalan por su cuenta. Y mientras el poder se multiplica, la disciplina se diluye.

La carta es la respuesta de Sheinbaum a ese ruido interno. Un intento de volver a poner las bases éticas sobre la mesa. De recordar que el poder no es para enriquecerse ni para imponer apellidos, sino para transformar. Pero en el fondo, el mensaje es más fuerte: esto se está saliendo de control.

Esto dice la carta que Claudia Sheinbaum envió a Morena

En la carta, Sheinbaum habla de valores como la unidad, la honestidad y la humildad. Llama a rechazar el lujo innecesario, el uso de helicópteros privados, la ropa de marca o el trato déspota. También critica abiertamente el “turismo político” de legisladores que viajan a congresos internacionales con recursos públicos, en referencia clara a Gerardo Fernández Noroña.

Uno de los puntos que más incomodó fue el del nepotismo. Pidió evitar que familiares directos busquen candidaturas, aun si la ley lo permite. Esta parte en especial llevaba una clara dedicatoria a los Monreal, los Salgado y el propio Andy López Beltrán. Y claro, la parte de campañas adelantadas también tenía destinatario: Andrea Chávez.

La etapa del movimiento se está agotando

Morena fue fundado para combatir los vicios del viejo sistema. Pero hoy, muchas de esas prácticas reaparecen bajo nuevas caras. El partido gobierna casi todo, pero sus liderazgos están fragmentados. 

Sheinbaum lo sabe. Y por eso insiste en que Morena no debe ser un partido de Estado, ni una maquinaria sin rumbo. Habla de fortalecer la formación política, de no coludirse con el crimen organizado ni el de cuello blanco, y de garantizar que las candidaturas estén respaldadas por el pueblo, no por acuerdos en lo oscuro.

Detrás del llamado ético hay una confesión: Morena ya no puede sostenerse solo en el carisma de un líder o en la mística de ser “el partido del pueblo”. Ya no alcanza con tener principios escritos si nadie los respeta. Se necesitan reglas, límites, consecuencias.


La carta busca frenar a quienes aprendieron a usar el discurso de la transformación para avanzar sin rendir cuentas. Y también intenta proteger el gobierno de Sheinbaum, que podría verse rebasado por un partido que, si no cambia, va directo a convertirse en lo que alguna vez prometió combatir.


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