¿Una bebida de frutas, un blush, unos lentes, unos pesos mexicanos y un mantel? Con eso bastó para que Rare Beauty —la marca de maquillaje de Selena Gomez— abriera, sin querer, un debate incómodo: la representación de México en marcas internacionales.
Lo que hay en la imagen
La foto compartida por Rare Beauty no muestra pirámides, ni a Frida Kahlo, ni lo que muchas veces vemos. Muestra algo común: una escena que podrías ver en cualquier mercado o fondita. Y ahí empezó el problema. Muchas personas criticaron que la imagen era “muy simple”, “sin nada de producción”.
Una parte de los comentarios en redes sociales acusó a Rare Beauty de reforzar estereotipos y presentar una imagen reducida de lo mexicano. Algunos señalaron que, tratándose de una marca global con fuerte presencia en medios, esta representación resultaba “limitada” o poco aspiracional. Incluso a quienes les pareció ofensivo que en la imagen aparecieran 65 pesos, siendo esto poco dinero.
También hubo quienes consideraron que Selena Gomez estaba, una vez más, “colgándose” de la cultura mexicana después de su papel en Emilia Pérez, una película que también generó debates sobre la representación de México en el cine internacional.
La representación incómoda
Del otro lado, hubo quienes defendieron la campaña por retratar con naturalidad una escena que muchas personas viven todos los días. Para este grupo, la imagen refleja una realidad: mujeres que usan maquillaje, que compran en negocios locales, que pagan con monedas y billetes, y que no siempre se ajustan al imaginario turístico o folclórico que muchas marcas suelen utilizar para hablar de México.
Ese rechazo dice mucho de cómo el clasismo opera hasta en los detalles más mínimos. Hay gente que no quiere verse reflejada en esa imagen porque la asocia con “que no tiene o te da status”: el barrio, el tianguis, el salario contado, los billetes doblados en la bolsa. Es una especie de vergüenza aprendida. ¿Por qué incomoda tanto lo que es familiar?
Esta discusión tiene muchas capas: representación, apropiación, marketing, y sí, clasismo. Pero también refleja lo difícil que es hablar de identidad en un país donde todavía nos da pena lo que somos, si no viene glamuroso o con folklore de exportación.
¿Tú qué opinas? ¿La imagen te representa o te incomoda? ¿Es marketing inteligente o estética forzada? Sea cual sea tu postura, lo importante es hablar de estas cosas.
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