Rosario Piedra quiere desaparecer la CNDH para crear una nueva institución que trabaje “de la mano” con el gobierno de Sheinbaum

Desde hace meses, Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), ya había dejado entrever su intención de transformar por completo el organismo que dirige. Pero este lunes lo confirmó en forma de comunicado oficial: la CNDH quiere desaparecer… al menos como la conocemos.

La propuesta es convertirla en algo nuevo llamado “Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo”, una institución que, según ellos, sí esté alineada con la transformación que vive el país desde que Morena llegó al poder.

¿La CNDH va a desaparecer?

La CNDH fue creada con el objetivo de ser un organismo autónomo, encargado de vigilar que ninguna autoridad violente los derechos humanos. En pocas palabras, un contrapeso al poder.

Pero Rosario Piedra no está de acuerdo con esa idea. Incluso, el pasado 8 de mayo en una reunión con el embajador de Países Bajos, dijo que la CNDH “no puede ser un contrapeso de ninguna autoridad”, ya que forma parte del Estado mexicano.

Estas declaraciones causaron un escándalo entre activistas, juristas y buena parte de la sociedad civil. ¿La razón? Si la CNDH no cuestiona ni fiscaliza al poder, ¿entonces para qué sirve?

Se supone que la CNDH debe funcionar como contrapeso porque fue creada para vigilar y señalar abusos de autoridad, sin importar de qué nivel o partido vengan. Ser un contrapeso significa que su papel es cuestionar al poder, no alinearse con él

Aunque forma parte del Estado mexicano, su autonomía le permite investigar, denunciar y emitir recomendaciones cuando alguna institución —ya sea la policía, el Ejército o funcionarios públicos— viola derechos humanos. Sin esa independencia, la Comisión perdería sentido, porque no podría actuar con libertad frente a quienes cometen las violaciones que se supone debe frenar.

La CNDH denuncia una “guerra sucia” en su contra y exige convertirse en la Defensoría Nacional de los Pueblos

En un texto largo (y bastante enredado), la Comisión insiste en que no está para enfrentarse al gobierno, sino para trabajar dentro del Estado. También acusa una “guerra sucia” en su contra por parte de quienes critican a Rosario Piedra, y asegura que el modelo actual de la CNDH es una simulación creada en tiempos de Carlos Salinas de Gortari.

Y sí, hacen una crítica dura a la historia de la Comisión. Según ellos, nunca ha sido verdaderamente autónoma ni funcional, y lo que hace falta es empezar de cero.

Eso de que la CNDH no es parte del Estado o que es o debe ser un ‘contrapeso’ no es más que un invento del salinismo para aparentar lo que nunca fue, pero necesitaba simular: el equilibrio de poderes que, según la teoría clásica, la garantiza la coexistencia de tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial”, señala el texto. 

Y propone un debate nacional para decidir si seguimos con el modelo “viejo” o si creamos esta nueva Defensoría, más alineada con los principios de la 4T.

¿Quién es Rosario Piedra?

Recordemos que Rosario Piedra fue propuesta por el expresidente Andrés Manuel López Obrador en 2019 para dirigir la CNDH. Es hija de Rosario Ibarra de Piedra, histórica activista por los desaparecidos en México.


Desde el principio su elección fue polémica: la oposición acusó que hubo irregularidades en la votación en el Senado. Durante su gestión ha sido criticada por su poca firmeza ante abusos de poder, especialmente los cometidos por las Fuerzas Armadas.

En 2023, todos los miembros del Consejo Consultivo de la CNDH renunciaron al acusarla de ignorar sus recomendaciones y bloquear su trabajo. Aun así, en noviembre de 2024, fue reelecta para un segundo mandato con el respaldo de Morena.

Según un informe publicado por organizaciones de derechos humanos en 2024, de las 164 recomendaciones emitidas por la CNDH en cinco años, 110 fueron sobre abusos de gobiernos anteriores. 

Solo 54 recomendaciones se hicieron sobre el gobierno de AMLO, y casi ninguna toca temas incómodos como el Ejército o la Guardia Nacional. La mayoría habla de salud y acceso a la información. Para muchos, esto confirma que la Comisión ha sido muy suave con el actual gobierno.

¿Qué podría pasar si desaparece la CNDH?

Aquí es donde la cosa se pone delicada. Si la CNDH desaparece como organismo autónomo y se reemplaza por una Defensoría que trabaje “de la mano” con el gobierno, los riesgos son varios:

  • Se perdería uno de los pocos espacios institucionales donde las víctimas pueden denunciar abusos de autoridad sin pasar por el gobierno.
  • La Defensoría podría carecer de independencia real, lo que significa que no cuestionaría a quienes están en el poder, aunque haya violaciones graves de derechos humanos.
  • El nuevo modelo podría debilitar aún más el sistema de contrapesos, dejando a la ciudadanía más vulnerable ante detenciones arbitrarias, abusos militares o negligencias médicas.
  • Activistas y organizaciones internacionales podrían perder confianza en el país, afectando incluso la imagen de México en foros de derechos humanos a nivel global.
  • Además, si la Defensoría depende demasiado del Ejecutivo, sus recomendaciones podrían convertirse en mero trámite sin peso político ni legal real.

En pocas palabras, digamos que si bien la CNDH actual tiene muchos defectos, su existencia como órgano autónomo ha sido clave para que al menos quede constancia oficial de las violaciones que sí ocurren. Borrarla y reemplazarla con una institución “más afín” al gobierno puede sonar a modernización, pero pone en riesgo los derechos humanos en México.


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