Trump aplica aranceles de 100% a películas hechas en el extranjero

¿Te imaginas que una película mexicana tenga que pagar extra solo por querer proyectarse en Estados Unidos? Pues no es una película de thriller… todo apunta a que será la nueva realidad. 

Donald Trump volvió a hacer de las suyas (o bueno, de sus discursos incendiarios), y ahora va con todo contra el cine que no lleva la etiqueta “Made in USA”. ¿Cómo? Con un arancel del 100% a todas las películas extranjeras. Sí, leíste bien: cualquier cinta que no sea gringa pagará doble para entrar a cartelera.

“Quiero películas hechas en Estados Unidos otra vez”

Así lo dijo el expresidente en un mensaje que parece más parte de una película distópica que de un comunicado oficial. Según él, el cine estadounidense está muriendo porque el resto del mundo le está “robando” a sus directores, su talento, y de paso, nos manda películas “que son propaganda”.

Para defender a Hollywood, Trump autorizó que todas las películas producidas fuera de Estados Unidos paguen un arancel del 100% si quieren proyectarse en su país.

¿Y cómo sabrán si una peli es “gringa”?

Y aquí viene lo mejor: nadie ha dicho cómo se va a definir si una película es verdaderamente estadounidense. Porque seamos honestos, muchas de las producciones más populares —aunque tengan actores gringos, guionistas gringos y estudios gringos— se graban en otros países, donde es más barato o hay mejores locaciones. 

Ejemplo claro: Barbie, sí, esa misma, se filmó casi toda en Reino Unido, aunque fue distribuida por Warner Bros. Entonces, ¿qué cuenta más? ¿El país donde se filmó? ¿Quién la financió? ¿De dónde es el director? El asunto es un enredo, y si ni Trump sabe qué es “cien por ciento estadounidense”, imagínate el caos que se viene.

Pero… ¿esto a quién le afecta?

A nosotros, por ejemplo. México tiene una industria cinematográfica que ha crecido poco a poco, con talentos que se han colado en festivales internacionales, ganado premios e incluso trabajado en producciones gringas. Y aunque muchas de nuestras pelis no llegan a la gran taquilla en Estados Unidos, el mercado estadounidense sigue siendo clave para darles visibilidad global.

Además, productoras mexicanas (y latinoamericanas) suelen participar en coproducciones con Europa o con empresas de streaming gringas, así que este tipo de reglas podrían meterlas en un limbo: ¿es mexicana, europea, gringa, o qué?

¿Qué va a pasar con las películas mexicanas?

Malas noticias: probablemente les cueste más entrar al mercado estadounidense. Eso significa menos oportunidades para nuevas voces, menos reconocimiento global y un muro (otro más) para que nuestro cine cruce fronteras.

Y eso sin contar lo que ya enfrentamos: poco presupuesto, distribución limitada y salas que prefieren proyectar películas extranjeras.

Pero no todo está perdido: este tipo de medidas también puede fortalecer los lazos entre países fuera de Estados Unidos, promoviendo festivales, coproducciones y distribución alternativa en otros territorios. Tal vez es hora de que México mire más hacia Europa, Asia o Latinoamérica misma.

Entonces… ¿esto es una guerra cultural?

No es solo sobre películas. Es sobre cómo se percibe el valor del arte extranjero, sobre quién cuenta las historias que vemos y qué tanto se protege (o se limita) la diversidad cultural. Trump quiere proteger Hollywood, pero lo hace aislando al cine mundial.


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