Fue un encuentro cargado de bastantita tensión. Este martes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió en la Casa Blanca al nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, para una plática después de meses de agarrones políticos y comerciales. ¿El ambiente? Cordial… pero incómodo.
“Se necesitan dos para bailar tango…”
Recordemos que Carney llegó al poder montado en una campaña que le tiró con todo a Trump, especialmente por esa loquera del mandatario gringo de querer convertir a Canadá en el estado 51 de la Unión Americana. Sí, así como lo lees.
Cuando le preguntaron a Trump si todavía tenía ganas de anexar a Canadá, él, muy en su papel, soltó: “Se necesitan dos para bailar el tango”.
Y luego, como quien no quiere la cosa, se aventó una lista de cosas que, según él, ganarían los canadienses si se unieran al Tío Sam, como “impuestos más bajos, un ejército gratuito”. “Es una frontera artificial”, dijo al final.
Canadá responde: “No estamos a la venta”
Pero Carney no se dejó. Calmado, pero directo, respondió: “Como sabe, en el sector inmobiliario hay lugares que nunca están a la venta. Y estamos en uno ahora mismo… Canadá no está a la venta. Nunca estará en venta”.
Y como era de esperarse, Trump dejó la cosa tensa con un “nunca digas nunca”.
El T-MEC también salió a la mesa
Por si fuera poco, Trump aprovechó el momento para tirar cizaña sobre el T-MEC (el acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá). Dijo que sí, que muy bonito todo, pero que sus socios “no lo han respetado” y que se viene una renegociación pronto.
El tratado, que fue firmado en 2018 y entró en vigor en 2020, debe revisarse antes de 2026… pero parece que Trump ya quiere meterle mano antes de tiempo.
Por si fuera poco, Trump volvió a tirarle a Canadá con eso de que “no necesitamos sus coches ni su petróleo” porque “tenemos más energía que nadie”. Eso sí, Canadá es el principal proveedor de petróleo para el gabacho, y el 75% de sus exportaciones van para allá.
Aunque el encuentro fue políticamente correcto —con apretones de mano y sonrisas para la foto—, el subtexto fue claro: las cosas siguen tensas entre ambos países.
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