Vivir Quintana no le canta al narco ni nada parecido, en Cosas que sorprenden a la audiencia, su nuevo disco, le canta a las mujeres que la justicia olvidó. Con diez temas cargados de fuerza, dolor y dignidad, la cantautora coahuilense demuestra que los corridos pueden tener otra voz, otra mirada, y otro propósito: denunciar las violencias que muchas veces se esconden detrás de las rejas… o en casa.
Vivir Quintana usa el corrido para cantar en contra de la violencia de género
Este no es un disco cualquiera. Vivir tardó diez años en construirlo, cada canción nació de conversaciones con mujeres que están en prisión por haberse defendido de sus agresores. Sí, mujeres que, ante violaciones o violencia familiar, actuaron para salvarse… y terminaron condenadas.
A muchas de ellas las conoció en reclusorios femeninos, donde no solo llevó música, sino también empatía y escucha. Con su permiso, sus historias se volvieron canciones.
Durante su presentación en el Museo Memoria y Tolerancia, Vivir dejó claro que este disco no busca ser solo escuchado, sino entendido. “Con este disco me interesa que el mensaje llegue a la gente: que las historias que forman parte de estos corridos no se repitan”, dijo.
Cosas que sorprenden a la audiencia el nuevo disco de Vivir Quintana
“Era él o era yo”, “Mi cobija”, “Más libre que en casa”, “Kilómetro seis”, entre otros títulos, cuentan historias reales de mujeres que protegieron a sus hijos, que enfrentaron a sus agresores, que no tuvieron otra salida. Y sí, en muchos casos, los hombres murieron. La reacción del sistema fue inmediata: cárcel para ellas, y frases como “te defendiste demasiado” o “no era para tanto”.
Vivir no solo recoge estas voces: también reescribe la historia del corrido mexicano. Lo hace desde el feminismo, desde el hartazgo, desde la memoria. De hecho, la inspiración inicial surgió del feminicidio de una amiga cercana. ¿Qué habría pasado si ella se hubiera defendido? ¿La justicia la habría protegido? Probablemente no.
Una crítica directa al sistema al Estado
En entrevista con Proceso, habló también del machismo dentro de los centros de reclusión: las mujeres presas reciben 80% menos visitas que los hombres. Y aunque reconoce que tener a una presidenta mujer (Claudia Sheinbaum) es un hito histórico, aclara: eso no garantiza nada si no se transforma el sistema.
De hecho, cuando Sheinbaum andaba en plena campaña, Vivir le escribió una carta exigiendo atención real para mujeres y niños. Hoy mantiene la esperanza de que las cosas cambien, pero sabe que el trabajo no es solo del gobierno: “también es una responsabilidad de quienes estamos fuera del Palacio Nacional”.
“El Estado debe estar a la altura, transformar cosas, que no exista el ‘exceso de legítima defensa’ –término legal– en los casos de mujeres. Éste no es un disco hecho sólo para las mujeres, es para todos, y ojalá fuera en un futuro una muestra de lo que pasó en México, que lo buscarán en una ludoteca y se sorprendieran de lo que alguna vez se vivió. Ojalá”, comentó.
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