Este lunes por la noche, el set de Jimmy Kimmel Live! se convirtió en algo más que un simple escenario de entretenimiento. En una jornada histórica, Diego Luna se convirtió en el primer mexicano en conducir el popular late night show estadounidense… y no desaprovechó la oportunidad para hablar fuerte y claro sobre migración, justicia y el rol de millones de personas que sostienen el día a día de ese país, muchas veces desde las sombras.
En medio de un clima político bastante tenso —tras nuevos conflictos internacionales y operativos migratorios que han generado miedo entre comunidades enteras—, Luna abrió el programa con un mensaje directo:
“Con todo lo que está pasando en este país con la migración y las políticas autoritarias de Donald Trump, no es poca cosa que un mexicano esté conduciendo este importante programa”. Convirtiéndose en otro de los famosos que han alzado la voz contra las redadas del ICE.
Una historia personal que conecta con millones
Luna no solo habló desde la crítica política. También compartió su propia experiencia migrante. Recordó que la primera vez que pisó Estados Unidos por decisión propia fue a los 20 años, después del éxito de Y tu mamá también. “LA se convirtió en un lugar que visité constantemente, no sólo por trabajo, sino también porque lo amo”, contó.
Y no se quedó en lo anecdótico. El actor reveló que su hijo nació en Los Ángeles y que ahí formó una comunidad con personas que, como él, llegaron buscando una mejor vida: “Las personas que me levantaron eran, en su mayoría, gente que había dejado sus países… hijos e hijas de migrantes que vinieron aquí a trabajar y construir algo digno lejos de su lugar de origen”.
“Nadie deja atrás su vida por diversión”
Uno de los momentos más potentes del monólogo fue cuando habló del motivo detrás de la migración: “Un movimiento de ese tamaño no es natural, quiere decir que algo está mal en el lugar de donde vienes. Nadie deja atrás su pasado por diversión, sino por supervivencia”.
Ahí conectó con la realidad de muchas personas que viven en Estados Unidos con miedo. “Hoy demasiada gente vive con temor. Miedo a llevar a sus hijos al colegio, miedo a salir a trabajar. Esas personas son sus vecinos, sus amigos, migrantes”, denunció.
Lejos del discurso que estigmatiza a los migrantes, aprovechó el foro para recordar que son ellos quienes literalmente sostienen gran parte del país: “Ellos construyen este país, lo alimentan, cuidan a sus hijos, trabajan en hospitales, en cocinas, en el campo. Pagan muchos impuestos. Con o sin papeles”.
Para aterrizarlo con datos, mencionó que en 2022, los migrantes documentados contribuyeron con alrededor de 96.7 millones de dólares en impuestos. “Eso es algo que la administración de Donald Trump no quiere que sepas”, dijo con firmeza.
Un llamado a no normalizar la violencia
En su mensaje, Luna también se pronunció contra la narrativa del miedo y las políticas de separación familiar: “Las pasadas semanas han sido oscuras. Eso no es aceptable. No es normal separar familias. El terror y la violencia no están bien”.
Para cerrar, lanzó una petición clara: “Este país se ha beneficiado de los migrantes, pero se rehúsa a reconocerlo. Es injusto que tengan que vivir escondidos. La única solución ha sido clara por décadas: darles un camino hacia la seguridad jurídica. Eso merecen sus vecinos, ser bienvenidos en un país al que ya pertenecen”.
Lo que hizo Diego Luna esa noche fue mucho más que conducir un programa popular: fue usar un espacio privilegiado para decir algo necesario.
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