Volar en México se ha vuelto más común que nunca… o eso parece. Cada año, las aerolíneas reportan millones y millones de pasajeros recorriendo el país o saliendo al extranjero. Pero detrás de esas cifras enormes, hay un detalle que casi siempre se pasa por alto: subirse a un avión sigue siendo un privilegio que muchos mexicanos no pueden costear. Si no nos crees, veamos los números más recientes para entenderlo.
Más de 130 millones de viajes… pero no todos viajan
En 2024, según datos oficiales y de concesionarios aeroportuarios:
- El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) movió cerca de 45 millones de pasajeros.
- Los aeropuertos del Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) —que incluye Guadalajara, Tijuana, Los Cabos, Puerto Vallarta, entre otros— sumaron alrededor de 55.3 millones de pasajeros.
- El Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA), con sus 13 aeropuertos regionales, atendió a unos 26.5 millones.
Si sumamos solo esos tres grandes grupos, tenemos más de 126.5 millones de viajes. Y faltan todavía los pasajeros que usan otros aeropuertos como Cancún, Chiapas o Toluca, y vuelos internacionales directos que no pasan por el AICM. Con todo eso, la cifra rebasa fácilmente los 130 millones de desplazamientos aéreos en un solo año.
Pero ojo: “130 millones de viajes” no significa “130 millones de mexicanos viajando”
Aquí viene la parte que pocas veces se explica. Esos 130 millones son viajes, no personas distintas. Muchos viajeros frecuentes (personas de ingresos altos, empresariado, turistas internacionales) realizan varios trayectos. Mientras tanto, una enorme parte de la población jamás se ha subido a un avión.
De acuerdo con estudios de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y encuestas nacionales, solo alrededor de 15–20% de los mexicanos viaja en avión al menos una vez al año. Es decir, casi 80% de la población sigue sin volar nunca, o lo hace muy rara vez.
Además, no siempre es al extranjero, la mayoría de los mexicanos siguen viajando dentro del país. Frente a la cantidad de boletos de avión, más de 3,400 millones de boletos de autobús se venden cada año. Porque el turismo que realmente hacemos en México es agarrar la maleta y lanzarnos en autobús a la playa, al pueblo o a visitar a la familia. Es turismo camionero.
¿Por qué sigue siendo un privilegio?
Aunque las aerolíneas de bajo costo han hecho que los boletos bajen de precio, viajar sigue teniendo barreras fuertes:
- El precio real: entre tarifas, TUA (Tarifa de Uso Aeroportuario) e impuestos, el costo de un boleto muchas veces supera el salario de la mayoría de los trabajadores mexicanos.
- Infraestructura desigual: en zonas rurales o ciudades pequeñas, ni siquiera hay aeropuerto cerca. Para mucha gente, el primer “viaje” sería trasladarse cientos de kilómetros hasta el aeropuerto más próximo.
- Ingresos bajos: con un salario mínimo cercano a los $7,500 MXN al mes, reservar mínimo $4,000 para un solo boleto es casi imposible.
Así que, aunque parezca que “todo el mundo viaja”, la realidad es que ese “todo el mundo” está limitado a quien puede pagar, ahorrar o tiene apoyo de trabajo/familia.
Es innegable que México está volando más que nunca. El mercado aéreo ha crecido y ciudades como Cancún, Ciudad de México y Guadalajara están entre las más conectadas de América Latina.
Pero ese crecimiento no significa que volar se democratizó para todos. Significa que quienes ya podían volar, ahora vuelan más seguido. Mientras tanto, millones de familias mexicanas siguen viendo un boleto de avión como algo fuera de su realidad. México puede presumir de aeropuertos llenos, récords de pasajeros y nuevas rutas… pero mientras volar siga dependiendo del nivel socioeconómico, seguirá siendo un privilegio.
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