La tarde del viernes 4 de julio, cerca de 300 personas salieron a las calles de la Ciudad de México para participar en la primera Marcha contra la Gentrificación, un fenómeno urbano que, aunque muchos apenas están empezando a nombrar, ya ha desplazado a miles de habitantes capitalinos de sus colonias de toda la vida.
Protesta contra la gentrificación en CDMX
Vecinos y vecinas de colonias como la Condesa, Roma, Doctores y Obrera caminaron desde el Parque México, en la alcaldía Cuauhtémoc, hasta la Estela de Luz, con pancartas en mano y consignas como “¡Fuera gringos!”, “Aquí se habla español” y “No a la voracidad inmobiliaria”. La molestia no es menor, denuncian que la llegada masiva de extranjeros y la especulación inmobiliaria han encarecido las rentas y servicios al punto en que ya no pueden pagar para seguir viviendo en sus barrios.
La protesta surge en respuesta a una dinámica muy concreta: inmobiliarias que venden o rentan departamentos específicamente a personas extranjeras o con ingresos en dólares, con la finalidad de cobrar más caro.
Esto no solo aumenta el valor del metro cuadrado, también transforma completamente el ecosistema de la zona: cafeterías, tiendas, servicios y hasta el idioma comienzan a girar en torno a un nuevo tipo de habitante, y quienes han vivido ahí por años ya no pueden costear ni un cuarto.
Todo esto tiene nombre: gentrificación. Se trata de un fenómeno urbanístico que ocurre cuando una zona tradicional o popular se vuelve “atractiva” para grupos de mayor poder adquisitivo. Y en la práctica implica el desplazamiento de comunidades enteras, muchas veces sin que haya políticas públicas que les protejan.
‘Corren’ a Luisito Comunica de la marcha anti-gentrificación
Durante la movilización, además del reclamo hacia el gobierno por políticas de vivienda poco claras, también hubo tensión en las calles. Se registraron pintas, vidrios rotos y hasta petardos lanzados contra un Starbucks en la colonia Condesa, uno de los símbolos más visibles del cambio que ha vivido esa zona en los últimos años.
Algunos manifestantes también discutieron con turistas presentes en la zona, dejando claro que el enojo va más allá de los desarrollos inmobiliarios: hay una percepción fuerte de que los extranjeros están desplazando a los locales, incluso sin proponérselo.
En medio de la protesta también se dio un momento viral: el youtuber Luisito Comunica compartió en redes que fue “corrido” de la marcha. Varias personas lo señalaron como “cómplice” de la gentrificación por promover la ciudad como destino turístico y por estar involucrado en negocios de bienes raíces.
Denuncian racismo de extranjeros
La protesta también incluyó mensajes de solidaridad con migrantes mexicanos que viven discriminación en Estados Unidos. Y se evidenció el racismo y xenofobia que muchas veces muestran extranjeros estando en México, haciendo de menos la cultura y a la población, mientras gozan de privilegios en nuestro país.
Además, se denunció el papel de plataformas como Airbnb, que han incentivado el turismo inmobiliario, facilitando la conversión de departamentos habitacionales en alojamientos temporales con tarifas dolarizadas. Esto ha hecho que la renta tradicional pierda terreno, y que muchas personas no puedan competir con la capacidad económica de quienes vienen de fuera.
Aunque esta fue la primera marcha de su tipo, difícilmente será la última. La gentrificación no solo afecta a la CDMX: también se ha documentado su expansión en otros lugares del país. El problema no es solo con los edificios nuevos o con el turismo, sino con un modelo de ciudad que prioriza la ganancia antes que el derecho a habitar.
Lo que dejaron claro las y los manifestantes es que la ciudad no debe ser un producto de lujo. La vivienda es un derecho, no un negocio. Y frente al discurso de que “esto es desarrollo”, una frase resonó con fuerza en la marcha: “Gentrificación no es progreso, es despojo”.
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