Adán Augusto dice que no sabía nada de su exjefe policiaco hoy prófugo. ¿Y entonces quién sí?

Por fin, Adán Augusto subió a tribuna para hablar del tema que lo persigue desde hace semanas: su exsecretario de Seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez, está prófugo de la justicia, acusado de presuntos vínculos con el crimen organizado. ¿Y qué dijo el exsecretario de Gobernación? En resumen: “yo no sabía nada”.

Aseguró que no tuvo nunca un indicio, ni una sospecha sobre las actividades de Bermúdez. Que los indicadores de seguridad en Tabasco mejoraron durante su gestión. Y que no le preocupa el escándalo mediático, porque —citando a López Obrador— “lo que no mancha, tizna”, pero que a él, “toda su tiznadera me tiene sin cuidado”.

La defensa que no responde la pregunta clave

El problema es que el nombramiento de Bermúdez sí fue su responsabilidad, porque él ratificó su puesto. Fue su secretario de Seguridad Pública. Y hoy está prófugo. Hay alertas documentadas que ya existían desde antes, incluso antes de su gestión.

Y aunque Adán diga que no tuvo forma de saberlo, el asunto no es solo de percepción, sino de responsabilidad política. Porque si alguien nombrado por ti acaba señalado por vínculos criminales, decir “no sabía” no basta.

¿Por qué con Calderón sí pero con Augusto no?

El caso recuerda demasiado al de García Luna, pero con un giro: ahora es alguien del círculo de la autollamada Cuarta Transformación. Y aunque a algunos no les guste la comparación, los patrones de impunidad y evasión no entienden de partidos.

Lo más inquietante de este caso no es solo lo que Adán dijo… sino lo que muchos parecen dispuestos a ignorar. Porque cuando la impunidad viene de los “buenos” del cuento, el silencio también pesa.


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