En la televisión existe una gran variedad de programas sobre reality shows que, en su mayoría, cumplen con el principal objetivo: crear historias llenas de drama, misterio y un toque de amor desenfrenado. Personajes que, en varias ocasiones, son totalmente desconocidos entre sí, pero que logran tener una conexión tan real y un amor tan fuerte con el paso de los días… o, por lo menos, eso nos hacen creer.
Los shippeos e historias de amor son creados y proyectados por los mismos fanáticos, quienes buscan que su personaje o artista favorito viva el viaje del amor, donde el grado mínimo de interacción significa el amor más puro entre ambos. Pero, ¿qué genera esta necesidad de contar historias de amor dentro de la televisión?
¿Qué lleva a los fanáticos a esta cultura del shippeo?
Durante años, estar enamorado de una persona ha significado un cierto grado de realización, pues muchos lo ven como una manera de “ganar” al encontrar al amor de tu vida: esa persona que te acompaña en las buenas y en las malas, que jura estar rendida a tus pies y con quien vas a escribir un cuento tan mágico y lleno de amor que Disney podría quedarse corto con sus historias.
Escribir una historia de amor siempre ha sido un buen negocio para la TV mexicana. Tanto es así que México solía ser uno de los principales países en producción y exportación de telenovelas. Así que sí: nos encanta el drama lleno de lágrimas, el villano que no permite que los protagonistas sean felices y, por supuesto, la pareja que luchará contra todo y todos para rescatar su amor y vivir felices por siempre.
Contar una historia de amor casi siempre será la manera más fácil de alcanzar el éxito en este tipo de realities. Lograr conmover al público mostrando que los dos lucharán contra todos para defenderse entre sí, mientras nos regalan ante las cámaras las mejores tomas de risas, besos y abrazos que, sin duda, tocan fibras sensibles en gran parte de la audiencia, la cual espera sorpresivamente una narrativa de amor y drama dentro y fuera del juego.
Los mexicanos estamos tan acostumbrados a consumir este tipo de historias que sentimos la necesidad de emparejar siempre a dos personas. Un simple roce de manos o una mirada distinta es motivo suficiente para que comiencen los edits en redes sociales y los fans apoyen a los enamorados. Su amor los vuelve intocables, fuertes y, sobre todo, queridos por la mayoría del público, lo que se convierte en una estrategia perfecta para llegar al premio final: juntos.
Ahora bien, esto no solo sucede en México y Latinoamérica, pues muchas de las historias más románticas y llenas de amor provienen de la industria de Hollywood, que en reiteradas ocasiones ha utilizado la misma fórmula y el mismo viaje narrativo para cautivar al público y terminar con un “felices para siempre”, la frase más cliché que ha tomado mayor relevancia y diferente significado a lo largo de los años.
¿El romanticismo está sobrevalorado?
En la actualidad, la mayoría de los medios de comunicación romantizan la idea de que encontrar al amor de tu vida es una necesidad latente, que muchos no pueden vivir sin la sensación de tener a una pareja que los proteja, los cuide y, sobre todo, les jure amor eterno. Una persona con quien formar una familia y cumplir el “ciclo de vida”. Esto se traduce en un sentimiento de éxito y realización, pues la mayoría buscamos sentirnos amados.
En fin, esta necesidad de siempre querer ver historias de amor en la TV es una manera de demostrar a la audiencia que el amor es la fuerza más poderosa y hermosa para mover al mundo. Y aunque, en gran medida, los shippeos terminan siendo falsos o de muy corta duración, logran despertar sentimientos en el público que definitivamente los convierte en los favoritos.
Así que sí, los shippeos parecen partir de una necesidad de encontrar historias de amor en donde sea y como sea, y los realities han demostrado ser el escenario perfecto para proyectar un cuento de amor que se escapa de la realidad y llega a la fantasía. Al final, este tipo de shows está hecho para eso: para construir una realidad alterna que cuenta historias dentro de la historia original.
Deja un comentario