Aunque la música latina nos da himnos que nos hacen bailar, llorar y cantar a todo pulmón, también viene acompañada de una verdad incómoda: el machismo. Aunque parezca que las artistas mujeres están rompiéndola por todos lados, la realidad es que las exigencias, los espacios que les dan, y el apoyo del público no se compara con su contraparte masculina.
¿Sabías que únicamente el 30% de las personas en la industria musical son mujeres? Eso incluye a cantantes, productoras, ingenieras de sonido y compositoras.
Pero no sólo se trata de números; el verdadero problema está en las barreras invisibles que enfrentan. ¿Cuántas mujeres aparecen en los tops de música de cada país? ¿Cuántas ganan los premios importantes sin que haya un “pero”? No muchas. Esta conversación ha hecho mucho ruido últimamente en redes, sobre todo en X, donde varios usuarios han compartido ejemplos.
Reinventarse o morir
A las mujeres en la música se les exige todo. Cambios de look, performances impresionantes, bailar con excelencia, cantar en vivo y, por si fuera poco, reinventarse constantemente para mantenerse relevantes. Y todavía que lo hacen, se les critica. En cambio, a los hombres se les celebra incluso si únicamente caminan de un lado a otro del escenario.
Las artistas no sólo tienen que demostrar su talento, sino que además deben cumplir con estándares imposibles de belleza y juventud. Si eres mujer, nunca bastará con cantar bien o componer éxitos; también tienes que verte perfecta siempre.
En ese sentido, la hipersexualización es una constante. Los videos, las portadas de discos y hasta los atuendos en el escenario están diseñados, en su mayoría, para satisfacer la mirada masculina. ¿Y si una artista decide salirse del molde? Prepárate para los comentarios sobre cómo “se dejó” o “ya no tiene el mismo impacto”.
Cualquier mujer tiene que demostrar una y otra vez su talento con canciones, looks y giras innovadoras. Pero si lanza 100 canciones, es criticada por “cansar”. Mientras tanto, si un hombre hace lo mismo, es un ejemplo de “trabajo incansable”.
El precio de las críticas
Además de lidiar con la desigualdad, las artistas también enfrentan constantes ataques a su físico. Las críticas sobre sus cuerpos no sólo son hirientes, sino que muchas veces derivan en problemas de salud y trastornos alimenticios. El costo de estar bajo el reflector es más alto para ellas que para cualquier hombre.
¿Cuántos casos no hemos escuchado de artistas mujeres que revelan haber desarrollado un trastorno alimenticio a causa de las críticas y exigencias que se les imponen?
Una industria que glorifica al hombre
Si Shakira le escribe más de una canción a su ex, es intensa y no lo supera. Pero cuando Bad Bunny canta sobre su dolor y su vulnerabilidad, es considerado sensible y tierno.
Esto refleja cómo las emociones femeninas son invalidadas y convertidas en motivo de burla, mientras que las masculinas son vistas como algo profundo y admirable.
Asimismo, cuando Kali Uchis celebró sus raíces latinas con un concepto increíble, la respuesta fue tibia. Sin embargo, si un hombre hace lo mismo, lo glorificamos como si hubiera descubierto algo nuevo.

Es un patrón que se repite en toda la industria: los hombres son elevados a la cima, mientras que las mujeres tienen que escalar una montaña de críticas para llegar al mismo lugar.
Y no olvidemos a artistas como Villano Antillano, que tiene un talento brutal. Pero al ser una mujer trans, su apoyo sigue siendo mínimo en comparación con otros artistas.
¿Sexy o vulgar? El doble estándar
Cuando un hombre canta letras sensuales, hace bailes provocativos, o hace la más mínima pose explícita sexualmente, es aplaudido como un símbolo de sensualidad. Pero si una mujer lo hace, de inmediato recibe comentarios de que es vulgar o que “da mal ejemplo”. ¿Por qué lo que es sexy para unos es motivo de juicio para otras?
Un ejemplo claro es el escándalo que desató “Sin Pijama” de Natti Natasha y Becky G, con una letra atrevida que generó controversia. Mientras tanto, existen cientos de canciones masculinas con letras explícitas y misóginas que no sólo pasan desapercibidas, sino que son éxitos mundiales.

Éxito demeritado
Otro golpe bajo: los logros femeninos casi siempre vienen acompañados de rumores malintencionados. Que si “le dieron el premio porque es guapa”, que si “seguro tuvo que acostarse con tal”. En lugar de celebrar sus esfuerzos, la industria (y el público) muchas veces prefieren desacreditar su talento con comentarios sexistas.

Comparaciones tóxicas
¿Te suena eso de “la peor enemiga de una mujer es otra mujer”? Es un arma que el machismo ha usado por siglos para dividir. En la música, lo vemos cuando los medios comparan a dos cantantes mujeres como si estuvieran en una pelea constante. ¿Por qué no se hace lo mismo con los hombres? Fácil: porque no se espera que ellos se enfrenten entre sí para “probar” quién es mejor.
Y no, esto no es un ataque a los hombres ni a los artistas, pero es imposible ignorar cómo las mujeres enfrentan presiones, críticas y desigualdad en esta industria.
La música tiene el poder de hacernos sentir vivos. Pero, ¿cómo podemos celebrar una industria que deja fuera a tantas mujeres o las coloca en un segundo plano? Las artistas latinas han demostrado una y otra vez que su talento no tiene límites, incluso cuando deben cargar con expectativas imposibles, críticas feroces y un sistema que las sabotea.
La música no debería tener género, ni etiquetas, ni techos de cristal. La música es para todxs, además latinoamérica tiene muchas exponentes increíbles y que sólo se conozcan unos pocos nombre femeninos pero cientos de artistas masculinos, no parece justo.
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