A pesar de los intentos de la actual administración de Claudia Sheinbaum, por censurar los corridos tumbados y poner mayores impuestos a los videojuegos considerados como violentos, en México el tema de los menores de edad que son reclutados por los cárteles del crimen organizado, cada vez va más en aumento. La aspiración por una vida lucrativa llena de lujos y extravagancias es el principal motivo por el cual miles de niños son engañados para unirse a las filas del narcotráfico, dejando toda una vida por delante.
Un informe del Bureau of International Labor Affairs estima que, en los últimos meses, se ha registrado que alrededor de 30 mil niños se han unido a diferentes grupos criminales en México desde edades tempranas que van desde los 6 años de edad, donde principalmente son usados como mensajeros, vigías, vendedores de droga o incluso sicarios que son entrenados desde estas edades para cumplir con este tipo de delitos y asesinatos.

La Narcocultura como un fenómeno social, cultural y simbólico que afecta a los niños en México
Los esfuerzos por parte del gobierno de México por frenar la apología del crimen naufragan en el brillo de la narcocultura, donde millones de mexicanos han puesto su atención en diferentes figuras de la música y el entretenimiento, haciendo que, gracias a este tipo de contenidos, se estén normalizando las actividades ilícitas, donde los menores de edad son los primeros en ser perjudicados al tener como principal referente una vida llena de falsas promesas con un estilo de vida excesivo y lleno de lujos, en el que se promete un mundo completamente diferente al que están viviendo.

Para las nuevas generaciones de jóvenes, figuras de líderes criminales como “El Chapo”, “Mayo Zambada” y “El Mencho”, son un ejemplo del estilo de vida que esperan conseguir como fuente de inspiración y popularidad desbordante que no solo pone en juego su seguridad propia, sino también la de cada uno de los integrantes de su familia, que, como un daño colateral, se ven afectados por el tipo de decisiones que pueda tomar algún integrante.
En los últimos años, el tema de los niños sicarios no solo ha sido motivo de indignación y preocupación nacional; a nivel internacional, este tipo de problemas ha ganado mayor notoriedad, en la que historias de vida como la del “Ponchis” o “Juanito Pistolas” han sido parte fundamental para que este tipo de problemáticas sean evidenciadas más allá del territorio mexicano.
Fallas en el sistema que dejan desprotegidos a miles de infancias y adolescencias en México
Basado en información de la activista mexicana Saskia Niño de Rivera, directora de Reinserta, en México existen entre 35 mil y 45 mil niños, niñas y adolescentes que son aprehendidos por el crimen organizado para ser explotados a través de diferentes actividades ilícitas que ponen en riesgo su vida, lamentablemente, gran parte de las investigaciones que tratan este tipo de temas se ven desde el uso de elementos sensacionalistas, los cuales han popularizado la frase “Niño Sicario”, enfocándose solo en el número de muertos o afectados, sin lograr profundizar más en el tema desde un lente subjetivo que afecta a toda una generación.
En la actualidad, el nivel extremo de violencia por el que atraviesan cada uno de los estados de la República hace que los conflictos armados obliguen a la niñez a crecer y vivir en un entorno lleno de violencia y desplazamiento, que los despoja de su infancia y derechos básicos.

Las promesas de una mejor vida, donde les ofrecen grandes sumas de dinero, hacen que la posibilidad de pertenecer a un grupo criminal se vea como algo sencillo e incluso como un juego “Policías y ladrones”, en el cual pueden disfrutar con los ojos cerrados sin saber que su vida de podría estar a punto de terminar.
El comité de Derechos del Niño de la ONU emitió, desde el año 2011, recomendaciones al Estado mexicano que se centran en tres puntos esenciales: el primero sobre el reconocimiento y tipificación en el Código Penal del delito de reclutamiento forzado; el segundo en la creación de programas integrales de desvinculación, rescate, inserción social y tratamiento psicológico especializado; junto con el tercer punto que promueve la construcción de una cultura de paz en cada uno de los territorios, haciendo mayor énfasis en las escuelas públicas del país.
¿Cómo usa el narcotráfico a los niños sicarios en México?
Durante años, los cárteles de droga han estado sumando a niños y adolescentes a sus filas de reclutamiento, en las que niños de 6 a 12 años son el mayor número de edades que se repite en las víctimas. Durante sus primeras tareas dentro del grupo organizado, tienen que cumplir con encargos, tareas de halconeo, transporte de droga e incluso explotación sexual, no solo a las niñas, sino también a los niños, aunque en un menor porcentaje, información avalada por la propia Secretaría de Gobernación.

En esta información recabada en un documento oficial, se reconoce que los jóvenes de entre 13 y 17 años son empleados por diferentes tipos de cárteles para vigilar las casas de seguridad de los capos, realizar cobro de piso o extorsión digital, mientras que otros jóvenes del mismo rango de edad son adiestrados para cometer delitos de secuestro, desaparición de cuerpos y actividades de sicariato o producción de fentanilo y metanfetaminas.
El “Ponchis” y “Juanito Pistolas” forman parte de los casos más recientes de niños reclutados
En el año 2010, fuerzas militares capturaron en el estado de Morelos a Edgar Jiménez Lugo, un niño de apenas 14 años que era conocido dentro del Cártel del Pacífico Sur como “El Ponchis”, quien había sido reclutado por medio de un “levantón” a la edad de 11 años por Jesús Radilla Hernández, líder criminal de ese grupo organizado. La historia de Edgar conmovió a todo México al declarar que durante todo este tiempo había sido drogado y obligado por el cártel para participar en asesinatos y decapitaciones.

Nueve años más tarde, se dio a conocer la historia de “Juanito Pistolas”, un adolescente de 16 años que pertenecía al grupo criminal de la “La Tropa del Infierno”. Desafortunadamente, Juan Francisco “A” fue decapitado luego de participar en una ráfaga de disparos entre el grupo de operaciones especiales del centro de análisis y el grupo criminal al que pertenecía. Su caso fue difundido en redes sociales y rápidamente cobró indignación entre los usuarios, que lamentaban su muerte, pero aún más el hecho de que le haya tocado vivir ese estilo de vida a su corta edad, sin que él o su familia hayan podido hacer algo al respecto.
¿Qué dicen las leyes sobre el caso de los niños sicarios?
De acuerdo con la Universidad Autónoma de México, nuestro país cuenta con un régimen jurídico especial para menores de edad llamado Sistema de Justicia para Adolescentes, contemplado en el artículo 18 de la Constitución, que considera sus condiciones de desarrollo y establece que los menores no pueden ser juzgados de la misma manera que los adultos. Por ello, los cárteles de México aprovechan las leyes y utilizan a menores de edad para que, en caso de ser detenidos y juzgados, no sean castigados al igual que un mayor de edad.

Algunas de las leyes nacionales que protegen a los niños y niñas de los reclutamientos forzados son: el Código Penal Federal, que castiga el reclutamiento de menores para utilizar o permitir que el niño o adolescente participe en actividades ilícitas que pongan en riesgo su vida e integridad; y la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que garantiza la protección integral, atención psicológica y social de los menores que se encuentran en situación de riesgo, exhortando a las autoridades a cumplir con su deber y rescatar del ambiente de violencia y abuso a las víctimas menores involucradas.


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