En las últimas décadas, el concepto de género ha dejado de ser entendido de forma binaria, es decir, que solo exista la representación de hombres y mujeres, no solo en la orientación sexual, sino también en gustos o formas de identidad que, en la actualidad, han dejado de ser la única opción con la ampliación del panorama en la diversidad sexual y la construcción de identidad a través de las subculturas.
Teniendo en claro esto, es importante saber que el concepto de tomboy surge y se mantiene como una respuesta cultural a las expectativas rígidas sobre la manera “correcta” en la que debe comportarse una mujer en distintos ámbitos y representaciones, tanto físicas como sociales y personales.

¿Qué son las tomboys? Un término que ha llegado para romper con los estereotipos de género
Tradicional e históricamente, a las mujeres se les ha asociado con la delicadeza, la pasividad y ciertos roles sociales, en donde desde una muy corta edad se les asignan comportamientos y gustos basados en su sexo y en lo que se espera que sea “normal” o bien visto frente a la sociedad, los cuales son un claro ejemplo de estereotipos formados a través de construcciones culturales que se refuerzan desde distintos entornos como la familia, la escuela, la publicidad y los medios de comunicación.

El término tomboy vino a romper con este tipo de estereotipos en los que las mujeres son vistas como princesas y deben vestirse y verse como una. Su significado parte desde Inglaterra en el siglo XVI, donde se hacía una combinación de las palabras “tom”, como un nombre genérico para referirse a los hombres, y “boy”, que significa niño o muchacho. En un principio, este término era utilizado para nombrar a niñas que actuaban como niños.
En la actualidad, el significado de este término ha cambiado un poco para darle matices o características más explícitas, ya que ahora se considera como tomboys a las mujeres que suelen adoptar gustos, actitudes y estilos que tradicionalmente se encuentran asociados al género masculino.
Aceptación y sanción social: la doble mirada hacia las tomboys, que son altamente estigmatizadas
En la sociedad, desde hace ya varios años, la expresión de ser una mujer tomboy no ha sido evaluada desde una postura neutral, sino todo lo contrario. Este sector de la población ha tenido que atravesar por un vaivén constante entre la tolerancia, el castigo y la estigmatización social, que cambia según ciertas características físicas como la edad y los rasgos, pero también según el contexto cultural en el que se desarrollen.

Aunque no es muy común que sean nombradas, sí existen las infancias tomboy, las cuales desde una temprana edad son señaladas como niñas inquietas, rebeldes, “marimachas” o desviadas, a quienes se les cuestiona bajo el pretexto de que atraviesan por una etapa temporal. Sin embargo, en muchas otras ocasiones este tipo de conductas y actitudes son celebradas bajo el significado de valentía y madurez temprana para su edad, aunque esta última suele ser solo un tipo de aceptación frágil y temporal.
Ser una mujer tomboy no tiene nada que ver con la orientación o preferencia sexual
Una de las confusiones más comunes que giran alrededor del significado de ser una tomboy es asumir que su forma de vestir, con ropa holgada, colores fuertes y patrones “masculinos”, junto con su comportamiento, es prueba suficiente para definir su orientación sexual como mujeres lesbianas. Esta idea no solo es incorrecta, sino que también nace de estereotipos culturales muy arraigados hacia lo que representa la identidad de género masculina.

Lo que sí es correcto bajo su definición es que ser tomboy tiene que ver con una expresión de género en la que una mujer decide vestirse, mostrarse y moverse con total libertad, sin que existan cadenas o protocolos que deba seguir por ser vista como un género delicado y sensible que debe demostrar ciertas actitudes ante la sociedad masculina.
Por otra parte, ser lesbiana parte desde una orientación sexual que define de quién te enamoras o qué personas te atraen, por lo que ambos términos pertenecen a dimensiones distintas de la identidad. Una mujer puede ser tomboy y seguir siendo heterosexual, lesbiana, bisexual o no etiquetarse en absoluto.
La llegada de las tomboys en la cultura pop que lograron inspirar a toda una generación
La cultura pop ha sido uno de los elementos clave para, poco a poco, ir normalizando el estilo tomboy y convertirlo en una referencia de identidad, libertad y autenticidad. La visibilidad de estas figuras no solo ha roto con las típicas reglas de vestimenta, sino que también ha redefinido lo que significa expresarse sin etiquetas ni estereotipos dentro del género femenino.

Algunos de los ejemplos más populares y relevantes son figuras como Kristen Stewart, quien es considerada un ícono del estilo tomboy moderno al utilizar prendas básicas como tenis, trajes y una gran variedad de looks relajados en alfombras rojas importantes, donde su actitud cero forzada ayuda a que este estilo se vea de manera natural, sin dejar de representar la feminidad, pero sin moldes.
Aunque la forma de vestir no define la sexualidad ni los gustos amorosos, es importante señalar y aceptar que el término tomboy se encuentra influenciado por estereotipos masculinos. Esto permite que muchas mujeres puedan expresarse sin tabúes en su manera de vestir, pero también evidencia otro problema social relacionado con lo que se espera de la representación “tradicional” de cómo debe ser y vestirse un hombre.


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