La violencia contra periodistas en México cobró otra víctima. Mauricio Cruz Solís, conocido periodista del municipio de Uruapan, Michoacán, fue asesinado anoche minutos después de haber realizado una transmisión en vivo en la que entrevistó al alcalde Carlos Manzo. En plena zona centro del municipio, a metros de la Casa de la Cultura, el periodista fue atacado por un grupo armado que también hirió a una persona más en el sitio.
Esta tragedia vuelve a encender las alarmas sobre la seguridad de los periodistas en un país donde informar se ha vuelto sinónimo de arriesgar la vida.
¿Quién era Mauricio Cruz Solís?
Cruz Solís era el director del portal informativo Minuto por Minuto, un medio donde reportaba sobre los sucesos regionales y estatales, con especial énfasis en temas de seguridad y violencia. Además, encabezaba la sección de noticias en la estación Radiorama y colaboraba con diversos medios locales.
Su trabajo y compromiso con la verdad lo convirtieron en una figura reconocida en su comunidad, y también en alguien dispuesto a reportar temas que importan, con la esperanza de aportar un cambio desde el periodismo. Hoy, su asesinato representa otra oscura advertencia para quienes deciden informar en México, en medio de amenazas y bajo el constante peligro de sufrir represalias.
Reacciones oficiales
La Fiscalía del estado informó que abrió una carpeta de investigación para abordar el caso bajo el protocolo de delitos cometidos contra periodistas y defensores de derechos humanos.
El secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña, lamentó el crimen y anunció que las autoridades han desplegado operativos en la región para dar con los responsables. “El gobierno de Michoacán condena enérgicamente el homicidio de Mauricio Solís”, escribió Torres Piña en sus redes sociales, mientras el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, desde una gira de trabajo en Europa, se comprometió a combatir la impunidad y afirmó que “el que la hace, la paga”.
Sin embargo, en un país donde la impunidad supera el 99% en los casos de delitos contra periodistas, esta promesa resuena en un eco de dudas y escepticismo.
El colectivo de periodistas en Michoacán #NiUnoMás también expresó su dolor y repudio por el asesinato. En un comunicado, exigieron una investigación “expedita y clara” y advirtieron sobre la urgencia de frenar esta cadena de violencia. “Manifestamos nuestra profunda solidaridad a familiares y seres queridos de Mauricio, así como a todos nuestros compañeros de Uruapan, que día a día enfrentan una situación de riesgo y adversidad para el ejercicio de su labor”, señalaron en su comunicado.
México: de los países más peligrosos para hacer periodismo
La muerte de Mauricio Cruz Solís es la más reciente en una espiral de violencia que ha convertido a México en uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Desde el año 2000 hasta principios de 2024, han sido asesinados 163 periodistas en el país, y 32 más permanecen desaparecidos.
Esta situación es tan extrema que coloca a México como el tercer país más peligroso para la prensa, sólo detrás de Siria y Afganistán. La razón detrás de estas cifras desgarradoras es sencilla: cumplir con su profesión y dar voz a temas críticos. Sin embargo, lo que hace de este problema una verdadera tragedia es la impunidad.
Datos de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión revelan que, entre 2010 y 2016, se denunciaron 798 agresiones contra periodistas, pero únicamente dos llegaron a una condena. Esto significa que más del 99% de los casos quedan impunes, dejando a los periodistas en un constante estado de vulnerabilidad.
Con la muerte de Cruz Solís, Michoacán suma ya 14 periodistas asesinados y cuatro desaparecidos, una estadística alarmante que, lamentablemente, sigue creciendo. La pérdida de cada periodista representa un golpe a la democracia y a la libertad de expresión en México.
Las promesas de justicia, aunque resonantes, no han logrado evitar que el país sea una zona de alto riesgo para la prensa. Mientras se siga permitiendo que los crímenes contra periodistas queden sin castigo, la libertad de informar seguirá siendo una actividad peligrosa y, en muchos casos, mortal. La muerte de Mauricio Cruz Solís es un recordatorio sombrío de que, en México, el periodismo es una profesión que se sigue pagando con la vida.
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