Que sí, que no. La política mexicana nunca deja de sorprendernos, y las recientes renuncias de las y los jueces es un verdadero rompecabezas. El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, decidió hacer su propia jugada el pasado martes al presentar su renuncia. Pero, ¡oh sorpresa! Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado y figura emblemática de Morena, lanzó una bomba: “podemos no aceptar sus renuncias”.
¿Respeto a los derechos o juego de poder?
Al parecer, el senador se olvidó de sus propias palabras. En una conferencia de prensa reciente, había proclamado a los cuatro vientos que “no escatimaremos en los derechos de las personas juzgadoras a su retiro”. ¡Qué noble! Pero ahora, cuando llega el momento de actuar, parece que esos derechos no son tan sagrados.
“Está en el ambiente que hoy presentarían sus renuncias… podemos no aceptar sus renuncias”, sentenció Fernández Noroña, dejando en claro que el respeto se puede guardar en el cajón si eso significa jugar sus cartas.
La Constitución: ¿Una sugerencia?
Aquí es donde la historia se vuelve aún más jugosa. La reforma judicial que está en juego establece que las y los ministros que deseen retirarse deben presentar su renuncia antes de una fecha específica para obtener su pensión. Pero, ¿para qué establecer un plazo si no van a aceptar las renuncias? Esa es la pregunta del millón que dejó a muchos boquiabiertos en la conferencia.
Fernández Noroña, tratando de defender lo indefendible, replicó: “Ellos deciden lo que consideran conveniente, nosotros podemos hacer lo propio”. ¡Vaya forma de eludir la responsabilidad!
Viral en redes: La hipocresía de Morena
Las redes sociales no tardaron en hacer eco de esta situación absurda. Un video que circula por redes muestra la cara de sorpresa y descontento de todxs ante las contradicciones del senador morenista. ¿Es que la política se ha convertido en un juego donde la coherencia no importa?
Las contradicciones de Morena en torno a las renuncias de los jueces nos muestran un lado muy turbio de la política. Mientras que por un lado prometen respetar los derechos laborales, por el otro se lanzan con amenazas de no aceptar dimisiones. Parece que la coherencia se fue de vacaciones.
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