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¿Qué son los micromachismos y cómo identificarlos?

Seguramente todos sabemos qué es el machismo, ¿verdad? Es fácil identificar las actitudes machistas súper obvias, esas que de forma explícita refuerzan la idea de que las mujeres “valen menos” o son “diferentes” en aspectos familiares, legales, económicos y sociales. Sin embargo, de manera sutil e incluso imperceptible, a menudo perpetuamos estereotipos de género sin darnos cuenta.

Esas manifestaciones tan sutiles de machismo que, la mayor parte del tiempo, pasamos desapercibidas y que nos cuesta ver o entender que contribuyen a la desigualdad de género. A veces están disfrazadas de comentarios “bien intencionados”, de bromas “sin maldad” o hasta de costumbres que nos enseñaron a ver como normales. 

A eso se le llama micromachismos: actitudes y comportamientos que parecen inofensivos, pero que siguen poniendo a las mujeres en una posición desigual. Lo peor es que ni los notamos. Pero no te preocupes, ¡aquí vamos a desenmascararlos juntos!

¿Qué son los micromachismos y por qué importan?

Los micromachismos son esas actitudes sutiles que refuerzan ideas antiguas de que los hombres “deben” estar por encima de las mujeres. No siempre son agresivos ni fáciles de identificar; por eso, a veces pasan como normales, incluso para las personas más conscientes. Pero su efecto es real: contribuyen a que las mujeres se sientan menos valoradas o que se enfrenten a barreras que los hombres no tienen. 

¿Cómo identificar los micromachismos?

Reconocer estos comportamientos es el primer paso para hacer algo al respecto. Aquí te van algunos ejemplos típicos que a lo mejor has visto (¡o hasta hecho sin querer!) y que pueden estar afectando a las mujeres en tu vida:

  • Interrumpir y “corregir” sin ser necesario: ¿Alguna vez has notado que, en una reunión, los hombres interrumpen a las mujeres o se atribuyen sus ideas como si fueran suyas? Ese es un clásico micromachismo. Darle espacio a la voz de las mujeres es clave.
  • Comentarios sobre el físico o la apariencia: Hacer comentarios sobre cómo se ve una mujer, incluso cuando se quiere ser amable, puede resultar incómodo, como el típico “no te pongas eso es muy provocativo” o “las mujeres deben oler a perfume, no a cigarrillo y alcohol”. 
  • Suponer que ciertas tareas son de ella “porque es mujer”: Que una mujer se encargue siempre de la limpieza, de llevar las notas en una reunión o de organizar el café no debería ser algo automático. Estos son comportamientos tan comunes que muchas veces pasan desapercibidos, pero que dejan claro que hay roles “asignados” por género, cuando no debería ser así.
  • Usar lenguaje condescendiente: Palabras como “tranquila”, “sensible” o frases como “las mujeres son más emocionales” suenan suaves, pero refuerzan la idea de que las mujeres son menos lógicas o capaces de manejar situaciones “serias” o “difíciles”. También el “seguro está en sus días” es una forma de invalidar las emociones de las mujeres.

Recuerda, aunque sea pequeño e inconsciente sigue siendo violencia. Presta atención a tus comportamientos e interacciones diarias y cuestiona si estás reforzando algún estereotipo de género, la autoevaluación es clave para erradicar cualquier comportamiento que pueda estar afectando a alguien más. 

Evitar los micromachismos: pasos sencillos para cambiar el chip

Ahora que ya los identificamos, ¿cómo hacemos para evitar caer en estos micromachismos? Aquí te dejamos algunos consejos para empezar a hacer una diferencia:

  • Practica la escucha activa y da espacio: Cuando una mujer esté hablando, dale el tiempo y la atención que merece. No la interrumpas, y si notas que alguien lo hace, puedes apoyarla devolviéndole la palabra.
  • Revisa tu lenguaje y actitudes: Cuestiona las frases o comentarios que sueles decir sin pensarlo mucho, como “las mujeres son mejores en… [algo de cuidados, limpieza, etc.]”. Empezar a ser consciente de cómo hablas y a quién te diriges de cierta forma ayuda a crear ambientes más equitativos.
  • Comparte la responsabilidad en el hogar y en el trabajo: Ya sea en casa, en la escuela o en el trabajo, busca el equilibrio en las tareas. Evita decir cosas como “ya limpie la casa y los platos por ti”, no se trata de “hacer favores”, sino que también tu responsabilidad como persona funcional. Igual, ya sabes, nunca subestimes la inteligencia y el potencial de una mujer, el famoso “déjame hacerlo a mí, esto es cosa de hombres” no se vale.
  • Cuestiona los estereotipos a diario: Si ves a alguien asumiendo que una mujer no sabe de temas “masculinos” (deportes o política) o que debe hacer ciertas tareas, no tengas miedo de decirlo. A veces, con un simple comentario como “¿por qué asumes que ella debe hacerlo?” se pueden romper esquemas muy arraigados. Incluso si notas que es una mujer la que está haciendo este tipo de comentarios, no te quedes callado.

Los micromachismos están en todas partes, y si los dejamos pasar, seguimos reforzando una cultura que limita a las mujeres. Pero, está en nuestras manos cuestionar esas cosas que pueden parecer  “normales” y buscar maneras de mejorar. ¿Qué otros micromachismos has notado en tu ambiente?


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