Mientras Guerrero se desangra entre la violencia y la pobreza, Félix Salgado Macedonio, senador reelecto por Morena y eterno aspirante a todo, se puso la gorra de cineasta y estrenó su película Tétano. Salgado llevó su auto Mustang 1973 al estrellato, convirtiéndolo en el protagonista de una producción que se ha llevado más preguntas que aplausos.
¿Magia o dinero público?
Hacer una película no es barato. Según expertos del cine independiente, una producción como Tétano —con tomas aéreas, cámaras de alta gama y equipo profesional— cuesta mínimo mínimo de 3 a 5 millones de pesos. A eso hay que sumarle el costo de entrar a la cartelera de Cinépolis, un privilegio al que sólo llegan las grandes producciones comerciales. ¿Cómo logró Salgado financiar todo esto? Nadie lo sabe.
No hay registro de una convocatoria pública ni de un presupuesto oficial para apoyar esta obra que, bajo el discurso de “impulsar el talento guerrerense”, no incluyó a cineastas destacados del estado. Mientras tanto, la Secretaría de Cultura de Guerrero asegura que no tiene recursos para apoyar proyectos de cine locales, dejando en claro que en este caso, el dinero salió de un lugar desconocido… o tal vez no tan desconocido.
El “exitoso” estreno
El estreno en Chilpancingo no fue un evento cualquiera: decenas de simpatizantes, muchos de ellos trabajadores del gobierno estatal, abarrotaron la sala. Según dicen por ahí, esto no fue un gesto de apoyo genuino, sino un acarreo político más en la larga lista de viejas prácticas de Salgado Macedonio.
Carlos Ortiz, productor de cine documental, calificó como “una burla” que en un estado azotado por la inseguridad y la falta de oportunidades, se destine dinero a un proyecto que parece más una plataforma personal que una obra cinematográfica, y encima le hagan un homenaje al Senado. “¿De dónde sale el recurso para hacer una película?, no te sale menos de ese presupuesto y luego meterla a Cinépolis también te cuesta una lana, ¿quién sabe cómo le hizo el senador?”, señaló Ortiz.
Un premio que no lo fue y un festival desconocido
Para darle un barniz de prestigio, se promocionó que Tétano ganó un premio en el Festival Internacional de Cine Demons en Bielorrusia. Pero, sorpresa, resulta que el festival, desconocido hasta entonces, sólo otorgó una mención pagada como parte de la inscripción. Es decir, el premio era más un souvenir que un logro.
A eso se suma que, en lugar de abrir espacio al talento emergente, Tétano parece más un club privado al servicio de las ambiciones políticas de Salgado Macedonio. Pues, el reparto incluye a mujeres cercanas al senador, como Ámbar Stephanie Santos Ríos, quien actualmente funge como titular de la Unidad de Igualdad de Género de la Auditoría General del Estado. El director, Rafael Aparicio, también tiene vínculos con administraciones pasadas, como la de Héctor Astudillo, exgobernador priista.
¿Cine o propaganda?
El senador, lejos de evitar las sospechas, dejó claro que esta película es parte de su estrategia para mantener viva su carrera política. “¿Quién me quitaría el derecho a participar, ninguno, ni la Constitución?”, desafió durante el estreno, dejando entrever que el verdadero guión no está en la pantalla, sino en sus aspiraciones para gobernar Guerrero en 2027.
El estreno de Tétano no sólo revela las prioridades de Salgado Macedonio, sino también las de un sistema que permite destinar recursos inciertos a proyectos personales mientras el estado enfrenta crisis reales. En Guerrero, el séptimo arte no parece ser una expresión cultural ni un motor de desarrollo, sino un escenario más para perpetuar viejas prácticas políticas.
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