Hace unos días, salió a luz un reporte del diario español ABC, en el que se afirma que Claudia Sheinbaum intentó frenar la reforma judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Según la nota, Sheinbaum buscaba retrasar la aprobación para modificar algunos puntos que no le convencían y que estaba generando preocupaciones entre el sector empresarial y los socios del T-MEC. Pero, ¿realmente lo intentó? O ¿sería acaso una estrategia para lavarse las manos ante las críticas?
¿Intento real de frenar la reforma?
Sheinbaum públicamente ha respaldado a AMLO en todo y es difícil creer que, tras años de lealtad, de pronto intente oponerse a una reforma tan importante. El artículo de ABC señala que Sheinbaum buscó, sin éxito, que diputados y senadores de Morena retrasaran la aprobación de la reforma, que “en su letra original, era rechazada por la próxima mandataria, a pesar de que ésta, en público, había cerrado filas con López Obrador”.
Sin embargo, vale la pena cuestionarnos, si realmente quería retrasar la aprobación ¿por qué no levantó la voz con firmeza o se pronunció en contra?
¿Claudia, una marioneta?
El control que AMLO tiene sobre Sheinbaum es evidente. Según Milton Merlo (autor de la nota de ABC), “el presidente ha designado más de 30 personas en el gobierno que viene”, cuando en un principio le había prometido que serían sólo 5 personas.
“En junio le dijo a Sheinbaum que serían sólo cinco, pero ha avanzado sobre decenas de posiciones con el argumento de que había que reconocer a las personas que habían trabajado en su gobierno”, subraya ABC.
Pero eso no es todo. Andy López Beltrán, hijo del presidente, ahora ocupa un papel clave dentro de Morena, asegurándose de que todas las decisiones pasen primero por él.
Esto no es más que una jugada para seguir manteniendo el poder tras bambalinas, y Sheinbaum lo permite. Si Claudia quisiera más autonomía podría haber rechazado estas imposiciones, pero todo indica que no tiene problema en ser la cara de un gobierno manejado desde las sombras.
Las órdenes de AMLO: hasta dónde vivir
Otro ejemplo claro de esta complejidad es la residencia de Sheinbaum. Aunque sus planes eran vivir en una casa del gobierno federal al sur de la ciudad, “AMLO se impuso y vivirá frente al Zócalo”. Ella no puso resistencia, aceptando una vez más que su mandato será una extensión del actual.
Lejos de ser una víctima, Sheinbaum ha decidido ser cómplice. Con cada concesión a López Obrador, demuestra que su gobierno será una continuación de las políticas de su antecesor.
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