Lo que debía ser un día normal en la comunidad indígena de San Cayetano, Chiapas, se convirtió en una auténtica pesadilla. Tres niñas indígenas, de 10, 8 y 6 años, fallecieron tras comer pan envenenado que, según reportes, fue colocado en las calles por autoridades ejidales con el propósito de reducir la población de perros callejeros.
El hallazgo y las versiones sobre el caso
Las pequeñas fueron encontradas inconscientes en su hogar, lo que llevó a sus padres a buscar ayuda de inmediato. Sin embargo, hay dos versiones sobre lo ocurrido después: una indica que las niñas fueron trasladadas al hospital San Andrés, donde finalmente fallecieron; la otra, que los servicios de emergencia confirmaron su muerte en el domicilio.
El caso ha generado una ola de críticas en redes sociales, donde se cuestiona la falta de estrategias efectivas para el manejo de animales callejeros, como campañas de esterilización, en lugar de recurrir a métodos inhumanos, así como también las condiciones de vulnerabilidad en las que viven muchas comunidades marginadas, donde la escasez de alimentos puede llevar a situaciones trágicas como esta.
Ya se inició una investigación
La Fiscalía de Chiapas confirmó la apertura de una investigación para esclarecer los hechos y deslindar responsabilidades. A través de un comunicado, la institución señaló que un grupo interdisciplinario trabaja en el caso para determinar lo sucedido y aplicar las sanciones correspondientes.
El gobernador morenista, Eduardo Ramírez Aguilar también se pronunció brevemente sobre el tema a través de su cuenta de X, en las respuestas muchos usuarios le reprocharon las condiciones de pobreza en la que viven las comunidades indígenas y la falta de oportunidades en el Estado. Asimismo, la normalización de actos irresponsables como el envenenamiento.
Por su parte, el Fiscal General de Chiapas confirmó que la causa de muerte de las niñas fue una falla orgánica múltiple provocada por intoxicación y que ya fueron detenidos dos representantes ejidales como parte de la investigación.
Mientras la indignación crece, la exigencia de justicia para las tres menores sigue tomando fuerza. La comunidad de San Cayetano, el estado de Chiapas y el país entero exigen respuestas y, sobre todo, que algo así no vuelva a ocurrir.
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