Ser delulu es la solulu: La fantasía como resistencia en tiempos difíciles

Si algo define a nuestra generación es la incertidumbre. Crecimos con la promesa de que el esfuerzo nos daría estabilidad, pero la realidad nos golpeó con precios inalcanzables, trabajos mal pagados y un futuro que nunca termina de aclararse. En medio de este caos, encontrar una razón para seguir esforzándonos no es fácil.

Nos dicen que debemos ser realistas, que enfrentemos los hechos con los pies en la tierra, pero, ¿qué pasa cuando la realidad no nos da razones para creer en algo mejor? Bueno, delulu es la solulu. Esta no solo es una frase de TikTok, sino que se ha convertido en un reflejo de cómo los jóvenes de hoy sobreviven a una sociedad que les exige todo y les devuelve muy poco.

¿Qué significa ser delulu?

La palabra delulu viene de delusional, que se podría traducir a “delirante”. De acuerdo con Mateus Barros, profesor de Linguística de la Washington University en St. Louis, Estados Unidos, esta palabra originalmente se usaba por allá de 2014 para describir a las fans de K-pop que creían, sin ninguna base real, que podían tener una relación con su ídolo. Era un término peyorativo que se usaba como una forma de burlarse de quienes fantaseaban demasiado.

Pero con el tiempo, delulu tuvo una ampliación semántica. Dejó de ser solo un término para fans obsesionadas y se convirtió en una filosofía de vida: la creencia de que, si actúas como si algo ya fuera real, eventualmente lo será. Es la idea de que si piensas y vives como la persona que quieres ser, el universo terminará alineándose contigo.

“Se convirtió en una forma graciosa para referirse a alguien que simplemente está un poco loco o que se siente un poco fuera de lugar”, afirma Borros.

Y así es como tenemos la frase “delulu es la solulu”, que en español se traduce más o menos como “ser delirante es la solución”. 

Una herramienta para sobrellevar la vida

La razón por la que delulu es la solulu ha tenido tanto impacto en la Generación Z es porque funciona como una herramienta para sobrellevar la vida en tiempos difíciles. Nos enfrentamos a una crisis económica, a un mercado laboral precario y a la constante sensación de que, hagamos lo que hagamos, nunca será suficiente.

Si nos guiáramos solo por lo que nos dice la realidad, quizá ya habríamos dado todo por vencido. Pero ser delulu nos da otra opción: nos permite imaginar que las cosas serán diferentes, aunque todavía no haya señales de que eso vaya a pasar.

Ya sea en el trabajo o en nuestra vida amorosa, adoptar una mentalidad delulu es aferrarse a la idea de que podemos tener una mejor vida, actuando como si ya tuvieras el trabajo de tus sueños o creyendo que el amor verdadero aún es posible, incluso cuando la realidad parezca decir lo contrario.

¿Positividad o negación?

Como muchas cosas en esta vida, hay quienes no están de acuerdo con esta forma de pensar. Argumentan que delulu es solo una forma disfrazada de autoengaño, una versión modernizada de la positividad tóxica. Creer ciegamente en algo sin pruebas, dicen los críticos, puede llevar a la frustración cuando la realidad no cambia.

El filósofo Enrique Ferrari lo llama “un grito de ayuda”. Según él, el auge de delulu refleja la falta de herramientas que tienen los jóvenes para manejar la frustración. “No es que no quieran enfrentar la realidad, es que la realidad no les da opciones”, explica.

Pero la psicóloga Vanesa Fernández ofrece otra perspectiva: “Está bien tener fantasías, siempre y cuando sepamos que son ilusiones”. En otras palabras, el problema no es soñar, sino confundir la fantasía con la realidad.

Creer como acto de rebeldía

A final de cuentas, ser delulu es una forma de resistencia. No es negar la realidad, sino reescribirla en nuestros propios términos. Es encontrar esperanza en un mundo que constantemente nos dice que no hay salida.


Quizás no sea la solución definitiva a nuestros problemas, pero es lo que nos permite seguir adelante. Porque mientras sigamos creyendo, seguimos intentando. Y a veces, eso es todo lo que necesitamos para sobrevivir, suena muy delulu, ¿verdad?


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