En su toma de protesta, la presidenta Claudia Sheinbaum la rompió con su look, eligiendo un vestido color marfil de corte midi, una pieza que no sólo resaltaba su estilo, sino que llevaba consigo un potente mensaje. 

Diseñado por la artesana oaxaqueña Claudia Vázquez Aquino, el vestido estaba adornado con bordados tradicionales del Istmo de Tehuantepec, destacando flores y patrones llenos de historia. ¡Sí, la moda también habla de poder!

La importancia de los detalles

El color marfil no fue al azar: en la semiótica de los colores, representa liderazgo pacífico, un mensaje claro de la forma en que Sheinbaum pretende gobernar. Pero eso no es todo, los bordados florales no sólo añadían un toque visual único, sino que también simbolizaban la inclusión de los pueblos originarios y un vínculo cercano con el pueblo. 

Vamos, que el look lo tenía todo: poder, cultura y feminidad. ¡Hasta los bordados cuentan una historia de México!

La banda presidencial como la estrella del look

¿Y la banda presidencial? Bueno, era la verdadera protagonista del conjunto. Elaborada por la soldado Evangelina Rentería de la Sedena, fue bordada a mano con hilo de canutillo de oro. ¡Pura tradición mexicana en cada puntada! La banda destacaba aún más contra el fondo blanco del vestido, logrando un balance perfecto entre poder y elegancia. 

Además, todo en este look fue hecho por manos de mujeres, desde el vestido hasta la banda, resaltando la fuerza femenina en todos los aspectos de este histórico momento.

Empoderamiento femenino

El look de Sheinbaum es una oda a las mujeres mexicanas. Al optar por un vestido bordado a mano, no solo rindió homenaje a las artesanas que preservan las técnicas tradicionales, sino que también envió un mensaje claro de empoderamiento: las mujeres están en el centro de su gobierno. ¿Y qué mejor manera de mostrarlo que con un look lleno de historia y cultura?

En el mundo de la política, muchas mujeres como Hillary Clinton o Kamala Harris eligen trajes de pantalón en tonos oscuros para proyectar autoridad. La idea es que los colores fuertes y las líneas duras transmiten firmeza, pero Sheinbaum rompió esa norma. Con su vestido, demostró que se puede ser femenina y poderosa a la vez.

Los bordados, las flores y los colores suaves también pueden ser símbolos de poder, y Sheinbaum lo sabe mejor que nadie. Su vestido bordado representa una nueva forma de liderazgo, donde la tradición, la inclusión y la feminidad también son símbolos de fuerza.