Una vez más, las redes muestran su doble cara. Esta vez, el debate gira en torno a dos mujeres muy distintas entre sí, pero que comparten algo en común: se dedican al hogar. Y mientras a una la celebran, a la otra la critican.
Todo empezó cuando Nohemy Pérez, una joven mexicana, compartió un video donde prepara el desayuno para su esposo antes de que se vaya a trabajar en la construcción. Ella misma dice que no le encanta hacerlo, pero que siente que es su deber. Vive en condiciones humildes, cuida a su hija y sigue con la rutina. Hasta ahí, nada fuera de lo común.
Pero el TikTok se volvió viral y la avalancha de opiniones no tardó en llegar. La mayoría no fueron nada amables. Que si está atrapada en una relación machista, que si es infeliz, que si necesita “despertar”…
Ahora bien, ¿recuerdas a Roro, la española? Que se volvió viral por sus videos donde le cocina a su novio. Solo que, en su caso, las reacciones suelen ser del tipo: “qué mujer tan dedicada”, o “qué linda forma de vivir”. Entonces, ¿cuál es la diferencia?
No es lo que hacen, sino quiénes son
Aquí entra un tema incómodo pero necesario: el clasismo (y el racismo) que sigue presente en cómo percibimos a las mujeres.
Cuando una mujer blanca y con dinero dice que se quiere dedicar a su casa, lo vemos como una “decisión libre y empoderada”. Pero si una mujer joven, morena y de bajos recursos hace lo mismo… de pronto “hay que rescatarla”.
El privilegio también influye en cómo se perciben los roles de género
No se trata de romantizar ninguna situación. Obvio hay que hablar de machismo, de desigualdad y de cómo muchas mujeres terminan cargando con la mayor parte del trabajo doméstico sin recibir nada a cambio.
Pero también es importante cuestionar por qué algunas mujeres pueden “elegir” quedarse en casa y otras simplemente no tienen esa opción. No es lo mismo ser ama de casa por gusto que porque no hay alternativa.
Y lo más grave: cuando una mujer pobre hace lo mismo que una rica, la primera es víctima y la segunda, inspiración. ¿No está medio raro eso?
Nohemí cuida de su familia y lo muestra en TikTok. Roró hace lo mismo. ¿La diferencia? Clase, raza, contexto. No el acto en sí.
¿Y entonces qué hacemos con esto?
Antes de lanzar juicios, estaría bueno hacer una pausa y pensar en el contexto. No todos los videos necesitan tu opinión en forma de comentario condescendiente. Y no todas las mujeres quieren ser rescatadas de vidas que no pediste entender.
Porque al final, el problema no es hacer el desayuno o cuidar de tu casa. El problema es que seguimos midiendo con distinta vara a las mujeres dependiendo de dónde vienen y cómo se ven.
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