En un giro inesperado —y cargado de simbolismo soviético— Rusia y Ucrania se tomaron un break de su conflicto. Arrancó un cese al fuego de 72 horas entre ambos países, y todo para conmemorar el 80 aniversario de la victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
Tregua entre Rusia y Ucrania
Del 8 al 10 de mayo, las armas (en teoría) se guardan, los drones se apagan y los misiles toman vacaciones forzadas… pero solo por tres días. Porque la tregua fue una decisión unilateral de Vladímir Putin
Lo curioso —y un tanto esperanzador— es que Ucrania aceptó, con una pequeña petición de extender este cese al fuego a 30 días.
Aunque la movida parece más un gesto diplomático con dedicatoria a la galería internacional que un paso firme hacia la paz, lo cierto es que por primera vez en meses, hay un pequeño paréntesis en la violencia. Pequeñito. Frágil. Pero paréntesis al fin.
Ataques previo a la tregua
Antes de que entrara en vigor esta mini-tregua, los bombazos no descansaron. Hubo ataques aéreos, algunos aeropuertos rusos se cerraron y, lamentablemente, al menos dos personas murieron en Ucrania. Así que el contexto para esta pausa no es precisamente un brindis con vodka y flores al pie de un monumento.
Y ojo: las fuerzas rusas dijeron que sí van a respetar la orden, pero que si Ucrania rompe el trato, ellos responderán “inmediatamente”. O sea, tregua sí, pero con el dedo en el gatillo.
Putin justificó este cese al fuego por “razones humanitarias” —palabras que, viniendo de él, siempre generan cierta suspicacia—, y también tras presiones internacionales, principalmente de Estados Unidos, para enfriar un poco el conflicto.
Así que sí, podríamos decir que este alto al fuego es una mezcla de homenaje histórico, relaciones públicas y necesidad táctica. Pero lo que todos se preguntan es: ¿será esto un paso hacia el fin de la guerra?
No lo sabemos. Por ahora, solo podemos observar, cruzar los dedos y esperar que las 72 horas se conviertan, al menos, en un nuevo comienzo.
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