La portada de ELLE México y la conversación pendiente sobre diversidad trans

Este junio, en el arranque del Mes del Orgullo, ELLE México lanzó una portada que encendió tanto elogios como una discusión necesaria. Con el título Proud Humans, la revista dedicó su número a 12 mujeres trans mexicanas que, desde sus trincheras, han alzado la voz en defensa de sus derechos y los de toda la comunidad LGBTQ+.

ELLE México celebra a las mujeres trans en Mes del Orgullo

Entre las protagonistas de esta edición están figuras como María Ponce, Trinidad González, Victoria Volkova, Mellanie Guzmán, Morganna Love, Zemmoa, Sofía Reyes, Tatsumi, Ali Monterrosas, Alejandra Bogue, Nova Coronel y Valentina Fluchaire. El mensaje que acompaña esta publicación es claro: en un momento de retrocesos legislativos, exclusiones sistémicas y discursos de odio, la visibilidad es un acto político.

“En pleno 2025, los derechos de las mujeres trans enfrentan un retroceso alarmante […] Por eso, en esta edición de Proud Humans, cedemos el espacio a 12 mujeres trans que admiramos profundamente, señala la revista.

Y sí, hay que reconocer que sigue siendo poco común ver a mujeres trans protagonizar una portada de una revista de moda tan influyente.

Críticas a la portada de ELLE México

Pero aunque el gesto fue celebrado por muchas personas dentro y fuera de la comunidad LGBTQ+, la conversación no se detuvo ahí. La portada también generó un debate incómodo pero necesario: ¿qué tipo de cuerpos y narrativas trans están siendo visibilizados por los medios?

Aunque se trata de una portada dedicada a la diversidad, la representación que vemos no es necesariamente diversa en sí misma. 

La mayoría de las mujeres trans elegidas por ELLE responden a ciertos estándares tradicionales: piel clara, cuerpos delgados, hegemónicos, y en general, una estética que se acerca a lo que históricamente ha sido considerado “bello” desde la mirada dominante. Esto no es nuevo en la industria de la moda, pero adquiere una nueva dimensión cuando hablamos de derechos y resistencia.

Diversidad y representación trans

Y ojo, que el problema no es quién está en la portada, sino quién falta. No vemos allí a mujeres trans racializadas, de cuerpos no normativos, trabajadoras sexuales, ni a quienes viven en condiciones de marginalidad extrema. 

No están las mujeres trans que no tienen millones de seguidores, pero que todos los días enfrentan una violencia estructural mucho más agresiva, muchas veces sin redes de apoyo ni visibilidad. Esta omisión no es casual: es un reflejo de cómo incluso los gestos más progresistas pueden reproducir jerarquías dentro de los propios márgenes.

La portada de ELLE México no es “mala” ni debe descartarse por completo. Es una señal de que hay terreno ganado en cuanto a inclusión y apertura. Pero también es una muestra de que la representación no lo es todo si no viene acompañada de una mirada crítica y consciente sobre los mecanismos de exclusión que siguen operando, incluso dentro de espacios que dicen celebrar la diversidad.


En tiempos donde ser visible es, muchas veces, una forma de resistencia, la inclusión también debería ser incómoda, diversa y radical. Porque como dice una de las consignas más poderosas de la marcha: “Aquí está la resistencia trans”. Pero falta que esté toda.


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