Desde la periferia mexiquense hasta los escenarios de Coachella, El Malilla no llegó para pedir permiso. Lo suyo es llegar y dejar huella. Con un flow que coquetea con el reggaetón old school, letras callejeras y una presencia digital cada vez más grande, Fernando Hernández Flores hoy es uno de los nombres más sonados del género urbano en México.
El Malilla en Coachella: Un sueño hecho realidad
Hay momentos que lo cambian todo, y para El Malilla ese fue Coachella 2025. Aunque el hype ya lo traía encima, él decidió no engancharse con la emoción hasta el último segundo. “Cinco minutos antes de salir al stage fue cuando me cayó el veinte… ¡estoy en Coachella!”, cuenta en entrevista para Elle Men.
¿El toque mágico? Un saludo inesperado de Danna. “Me dijo: ‘¡Felicidades! No cualquiera está en Coachella’, y yo solo podía pensar ‘¡soy El Malilla!’” Fue el combo perfecto entre humildad y presencia.
¿De dónde nace la inspiración de El Malilla?
Sus letras nacen en el barrio, sí, pero también en vivencias reales. “Me enamoro un día y escribo sobre eso al día siguiente”, cuenta. Ha dejado de componer solo con beats, ahora escribe desde lo que le atraviesa. Lo suyo es vivir en tiempo real.
Y aunque “Mami Tú” lo catapultó al siguiente nivel —pegando fuerte hasta en las fiestas de Chile—, El Malilla no olvida de dónde viene: “Bien Bebé” y “Tiki” fueron las canciones con las que empezó a sonar, “después de mis presentaciones ya me pedían fotos. Ahí pensé: ‘Vamos bien con el proyecto’”.
Consciente del poder de su imagen, ha optado por una estética más pulida, menos ruidosa visualmente, pero igual de directa. “cuando abarcas demasiado —visual, auditiva o conceptualmente— la gente ya no logra entender qué está pasando. La audiencia que escucha y conecta con mi música lo hace porque soy directo y sin rodeos”
Y aunque temas como “B de Bellako” siguen encendidos en sus shows, también está trabajando en un reguetón más “clean”, más accesible… sin perder su esencia.
¿Por qué “El Malilla”?
El apodo no fue una estrategia de marca ni una ocurrencia de última hora. “El Malilla” nació en el estudio. Cuando Fernando tenía apenas 13 años, ya rondaba los cuartos donde los grandes del rap mexicano grababan sus rolas. En vez de estar en la escuela o jugando fútbol como cualquiera a su edad.
Faruz Feet, figura clave del hip hop nacional, se sorprendía al ver a ese niño opinando con toda la confianza del mundo sobre lo que los demás grababan. “Ellos llegaban, cantaban sus letras y yo le daba mi opinión a Faruz sobre lo que escuchaba. Fue entonces cuando él me dijo: “¡Pinche vato malilla!”, y ahí fue cuando me gustó cómo sonaba “Malilla”.
El plan original era llamarse Fernando El Malilla, pero al verlo escrito no le convenció. Así que decidió cortar por lo sano y quedarse con lo que realmente resonaba: El Malilla, directo, sin adornos, como su estilo.
¿Qué sigue para El Malilla?
Seguir creciendo. Entre canciones, shows, series (¡sí, ya grabó una!) y proyectos comunitarios, El Malilla no piensa frenar.
El Malilla ya trabaja en La Esquina Inc., un sello musical para apoyar a nuevos talentos del barrio. Y, como si eso no bastara, planea abrir una escuela de box gratuita en Valle de Chalco. “Cuando empecé, no tuve un padrino musical, así que ahora me toca asumir ese rol”.
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