Así reaccionó Estados Unidos a la marcha contra la gentrificación en CDMX 

La primera marcha antigentrificación que se armó en CDMX ya hizo tanto ruido que llegó hasta el otro lado del charco. Y ya tenemos las primeras reacciones del gobierno de Trump, que entre burla y provocación, vía el Departamento de Seguridad Nacional, invitó a los mexicanos indocumentados a autodeportarse para que puedan sumarse a las siguientes marchas antigentrificación en la capital chilanga.

Desde la cuenta oficial de X compartieron algunos tuits sobre la marcha, haciendo zoom en las consignas de “¡fuera gringos!”. Y como para rematar con “humor”, recordaron que pueden hacerlo “fácilmente” con la CBP Home App.

Departamento de Seguridad de Estados Unidos comparte nota sobre marcha antigentrificación en CDMX 

Después de la protesta, surgieron críticas en redes —principalmente desde perfiles con la bandera de EUA— diciendo que todo este asunto era algo hipócrita, y ya te imaginarás que no faltaron los comentarios como “se quejan de lo que hace Estados Unidos con los migrantes pero en México quieren que los extranjeros se vayan”. Y a primera vista podría sonar similar… pero todo tiene un contexto detrás, vaya que son diferentes.

En México, el problema es la gentrificación. Empecemos con que extranjeros, sobre todo estadounidenses (muchos trabajando remoto), llegan con sueldos en dólares. Eso hace que tengan mayor poder adquisitivo y el mercado inmobiliario lo aprovecha y sube las rentas, que a los locales se les hacen imposibles de costear. ¿Qué resulta de eso? Familias enteras locales se ven obligadas a desplazarse.

Y además de la vivienda, cambia la oferta cultural y comercial: cierran fondas y tienditas, y abren cafés hipsters, dark kitchens y coworkings. Se pierden redes comunitarias, identidad barrial, e incluso desaparece el español como lengua dominante en algunos espacios.

En Estados Unidos, la migración mexicana (y latina) es otra cosa. Mexicanos migran, en muchos casos, porque fueron desplazados por la pobreza, la violencia o la falta de oportunidades. Llegan a ocupar trabajos que los locales normalmente no quieren: agricultura, construcción, limpieza, servicio doméstico.

No desplazan a la población estadounidense de sus casas; más bien, sostienen sectores completos de la economía. Su presencia no encarece barrios enteros; al contrario, muchas veces viven en las zonas más pobres.

Un problema económico, social y cultural

En pocas palabras: en México, el tema central es el encarecimiento brutal de la ciudad por el efecto “Airbnb y nómadas digitales”, que hace que la gente que siempre vivió ahí termine expulsada. Allá, la migración mexicana más bien está ligada a mano de obra barata que mantiene industrias enteras funcionando… mientras se les niegan derechos y papeles.

El parecido superficial (“unos no quieren gringos, otros no quieren mexicanos”) se cae cuando miras quién se ve beneficiado y quién se ve desplazado.

Así que sí, la “invitación” a autodeportarse no es casual: es parte de la política migratoria de Trump (que ya existía antes de la marcha) para presionar a que los indocumentados salgan del país voluntariamente. Solo que ahora la aderezaron con un tono burlón, como diciendo: “Si tanto quieren protestar contra los gringos, váyanse y protesten allá”.


Por lo pronto, la protesta contra la gentrificación dejó claro que el tema no es odiar al extranjero por ser extranjero, sino frenar un problema que hace de la ciudad un parque temático para turistas… y deja fuera a los de siempre.


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