En estos tiempos donde todo se resuelve con un clic (y hasta el corazón roto se intenta curar con un prompt), muchas personas están recurriendo a herramientas como ChatGPT para hablar de sus problemas emocionales… como si fuera su terapeuta. Pero ojo: usar inteligencia artificial para hacer catarsis puede sonar práctico, barato y hasta reconfortante, pero también puede ser riesgoso. Te contamos por qué.
¿Por qué cada vez más personas están usando ChatGPT como terapeuta?
Piénsalo: es gratis (al menos en su versión básica), está disponible 24/7, no te juzga, y contesta todo con una calma inhumana. Así que claro, cuando uno se siente triste, ansioso o con el corazón hecho pedacitos, puede ser tentador escribirle un “ya no sé qué hacer con mi vida” a un chatbot que responde al instante con una mezcla de consejos, palabras amables y lógica emocional.
Incluso hay quienes dicen que la IA los ayudó a “entenderse mejor” o a “salir de una crisis existencial”. Peeeero, aunque parezca que te escucha y te da buenos consejos, no es lo mismo que ir a terapia de verdad.
ChatGPT no tiene empatía, aunque parezca que sí
La inteligencia artificial puede sonar amable, compasiva y hasta empática… pero no lo es. Está entrenada para parecer que entiende lo que sientes, no para sentirlo de verdad. No hay una persona del otro lado que pueda identificar señales de alerta como pensamientos suicidas, abuso o traumas profundos. Si algo sale mal, no hay nadie que pueda intervenir.
Y sí, ChatGPT puede decirte “busca ayuda profesional” si detecta que algo está fuera de su rango, pero también hay ocasiones en las que sus respuestas pueden ser ambiguas o, peor, incorrectas. Incluso puede que solo te esté dando justo lo que quieres escuchar, porque el algoritmo te conoce.
Riesgos de convertir a la IA en tu psicólogo de confianza
- Malos consejos: Aunque tiene muchísima información, no siempre puede entender el contexto emocional completo. Así que podrías recibir una respuesta que, sin querer, te haga sentir peor.
- Falsa sensación de apoyo: Sentirte escuchado por un bot puede darte la impresión de que ya “hiciste algo” por tu salud mental, cuando en realidad no hay un proceso terapéutico real.
- Privacidad dudosa: Aunque se supone que tus conversaciones son privadas, usar un sistema en línea para hablar de cosas sensibles nunca es 100% seguro. No es lo mismo que el secreto profesional de un psicólogo.
- Evitar lo que de verdad necesitas: La IA no te confronta, no te reta, no te hace preguntas difíciles como lo haría un terapeuta humano. Y eso puede reforzar mecanismos de evasión.
Entonces, ¿nada de usar ChatGPT para desahogarme?
Tampoco vamos a satanizarlo. Si te sientes solo o necesitas organizar tus ideas, escribirle a ChatGPT puede ser una herramienta útil para desahogarte o poner en palabras lo que sientes. Incluso puede ayudarte a prepararte para una sesión real de terapia o a reflexionar sobre ciertos temas.
Pero que no se te olvide: no es un reemplazo de la salud mental profesional. Si estás atravesando un momento complicado, lo más sano siempre será acudir con un terapeuta certificado. Uno real, de carne y hueso.
ChatGPT puede ser una gran ayuda para muchas cosas: redactar correos, planear un viaje, entender un concepto complicado, pero no debe ser tu terapeuta. La salud mental es cosa seria y merece un tratamiento real.
Deja un comentario