Parece que el plan de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, para “resolver” la gentrificación no convenció a nadie… o al menos no a los colectivos y vecinos organizados que ya van por su segunda marcha. Esta vez, la protesta se movió al sur de la Ciudad de México, donde también se vive —y fuerte— el desplazamiento por el alza de la vivienda, pero también por algo igual de preocupante: la afectación al medio ambiente.
Porque sí, la gentrificación no sólo sube las rentas, también se lleva el agua, los árboles y la vida barrial de quienes han habitado esas zonas desde hace décadas.
Gentrificación también representa ecocidio y desabasto de agua
La segunda marcha arrancó en la estación Fuentes Brotantes del Metrobús, ubicada en una zona donde un nuevo centro residencial está dando de qué hablar… y no precisamente por su diseño. Los manifestantes señalaron que esa construcción, además de encarecer las rentas, representa un ecocidio y una amenaza al ya frágil sistema de recarga de agua en la CDMX.
“¿Cómo es posible que dicen que no hay agua y pronto ves que dan permisos desenfrenados, brutales?”, reclamó una de las asistentes, entrevistada por Proceso. Y pues sí, mientras a unos les llega el recibo con tandeo, a otros les llega el permiso para construir torres.
Según los participantes de la movilización, el plan presentado por la administración de Clara Brugada para combatir la gentrificación es más show que solución. Lo calificaron como un “curita” que no toca el verdadero fondo del problema: el negocio inmobiliario que está devorando la ciudad.
Aunque se presume como una respuesta sensible al fenómeno, aseguran que en realidad favorece intereses privados y perpetúa la expulsión de comunidades históricas.
La marcha avanzó hacia El Caminero, pero al llegar fueron encapsulados por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Estuvieron detenidos ahí por varios minutos antes de que pudieran reorganizarse. Después del encapsulamiento, la protesta tomó rumbo hacia Perisur. Todo de forma pacífica… hasta que un grupo decidió hacer ruta alterna hacia Ciudad Universitaria.
Pintas en el MUAC
Como ocurrió en la primera edición de la marcha, un pequeño grupo se despegó del contingente principal y se dirigió al Centro Cultural Universitario. Ahí, realizaron pintas en las instalaciones del MUAC y la librería Julio Torri. Las autoridades de la UNAM confirmaron que se trató de unos cuantos, pero suficientes para causar daños materiales.
La universidad condenó los hechos y anunció que presentará las denuncias correspondientes. Por ahora, se encuentran evaluando los daños para poder dar con los responsables y aplicar las sanciones que correspondan.
Mientras los reflectores se van hacia los vidrios rotos y los muros rayados, los reclamos de fondo siguen ahí: falta de agua, construcciones sin control, desplazamiento forzado y un modelo urbano que privilegia las inversiones por encima de la vida comunitaria.
Lo que deja esta segunda marcha contra la gentrificación es claro: no basta con promesas ni con planes a medias. La ciudad pide soluciones reales… y parece que no va a dejar de marchar hasta tenerlas.
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