Tailandia y Camboya llevan décadas disputándose territorios en su frontera, pero lo que comenzó como una serie de tensiones aisladas se ha convertido en un conflicto armado que ya deja al menos 32 personas muertas, miles de desplazados, escuelas cerradas, ciudades evacuadas… y hasta una orden de ley marcial.
En los últimos días, los combates se intensificaron a pesar de que ambos gobiernos habían anunciado un cese al fuego. Y mientras desde los escritorios de los altos mandos aseguran estar negociando, en el terreno las balas, cohetes y minas siguen estallando.
¿Cómo comenzó todo esto?
Aunque la relación entre Tailandia y Camboya ha sido tensa durante años —especialmente por la soberanía de templos antiguos ubicados en la frontera—, el actual brote de violencia se remonta a mayo de este año, cuando un soldado camboyano murió en un enfrentamiento con tropas tailandesas. Pero el conflicto realmente se reavivó hace unos días, cuando cinco soldados tailandeses resultaron heridos por la explosión de una mina terrestre.
La respuesta no se hizo esperar. Lo que siguió fue un intercambio brutal de artillería pesada, cohetes BM-21 y hasta el uso de bombas de racimo, esas armas prohibidas por tratados internacionales por ser altamente indiscriminadas. Aunque Tailandia admitió estar usándolas, dijo que era solo contra blancos militares.
¿Qué dice cada país?
Ambas naciones, como en todo pleito de este tipo, se acusan mutuamente de haber comenzado los ataques. Camboya afirma que Tailandia utilizó aviones de combate y atacó zonas civiles, incluyendo hospitales y gasolineras. Del otro lado, Bangkok dice que fueron víctimas de cohetes lanzados de forma indiscriminada y que sus propias comunidades fronterizas están bajo fuego constante.
Mientras tanto, las cifras duelen: 13 muertos en Camboya (8 civiles y 5 soldados), y al menos 19 del lado tailandés, incluidos 13 civiles. Y aunque puede parecer un conflicto “lejano”, las consecuencias son reales: Camboya ya evacuó a más de 3,400 familias y Tailandia superó los 138 mil desplazados.
Ley marcial, bloqueos y amenazas tecnológicas
El conflicto escaló tanto que Tailandia decretó la ley marcial en ocho distritos. Las medidas son drásticas y reflejan el miedo a que esto se salga de control.
Además, la tensión subió de nivel con un bloqueo económico: Camboya suspendió importaciones de gas, electricidad y combustible desde Tailandia… y la respuesta fue igual de agresiva, con Bangkok amenazando con cortarles el internet y el suministro eléctrico a ciudades como Poipet.
Esto ha golpeado con fuerza a las zonas fronterizas, donde miles de personas dependen del comercio y del cruce diario de bienes.
El Consejo de Seguridad de la ONU ya intervino con una reunión extraordinaria. También la ASEAN —la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático— intentó calmar las aguas. Malasia, que preside actualmente la organización, logró que ambos países firmaran un acuerdo preliminar para cesar el fuego y comenzar el retiro progresivo de tropas. Pero (spoiler alert) eso todavía no se ha cumplido.
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