Si pensabas que los refrescos y videojuegos eran los únicos que habían sufrido cambios en el país, déjame decirte que no. En las últimas horas, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad una iniciativa de reforma a la Ley General de Salud, la cual prohíbe la venta de bebidas energéticas a menores de edad.
Estudios más recientes demuestran que, en los últimos dos años, los hogares mexicanos compraron 9% más litros de bebidas energéticas que en cifras de años anteriores. Su creciente demanda hace que se pierda el control sobre las altas cantidades de consumo en menores de edad, el segmento joven más vulnerable ante el excesivo consumo de estas bebidas.
Una iniciativa que busca poner fin al descontrol de su consumo
La propuesta, presentada por el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, a la que se suma también el pevemista José Luis Fernández Martínez, fue avalada con modificaciones propuestas por los grupos parlamentarios del PRI y el PAN. Dicho proyecto fue aprobado por 20 votos a favor, por lo que será enviado a la Mesa Directiva de San Lázaro para la continuación de su trámite legislativo.
Esta iniciativa alertó que, en los años más recientes, el consumo de las diferentes marcas de bebidas energéticas ha tenido un aumento considerable en niños y adolescentes de México, quienes de manera fácil pueden acceder a su compra en tiendas de abarrotes, gimnasios, fiestas y eventos, donde su alto consumo, bajo diferentes presentaciones, ha sido altamente normalizado.
Las autoridades de salud señalaron que el peligro de las bebidas energéticas gira principalmente en los altos niveles de azúcares, cafeína, taurina, glucuronolactona, guaraná y ginseng, que juntos forman una bomba de ingredientes que afecta el sistema nervioso y cardiovascular.
La iniciativa aprobada por el Congreso establece la prohibición de su venta a menores de edad y propone una multa de hasta 2 mil Unidades de Medida y Actualización (UMA), que equivale a unos 226 mil 280 pesos, a quien viole este tipo de normativas.
Los principales motivos de su consumo en menores de 18 años
En el documento que fue presentado junto con la iniciativa, se menciona que dichos productos son comercializados como inocuos e incluso bajo eslóganes motivacionales que afirman ser beneficiosos para la producción de energía y actividad.
Sin embargo, diferentes estudios a nivel internacional han demostrado que gran parte de su consumo en menores de 18 años trae consigo diferentes trastornos como sueño, ansiedad, irritabilidad, déficit de atención, alteraciones en la memoria, deterioro en el aprendizaje y la posibilidad de sufrir infartos y palpitaciones.
Estos productos también afectan la parte física del cuerpo, en la que muchas veces, por no tener efectos inmediatos como los trastornos, se olvida el tema y se genera un desgaste y afectación silenciosa en los diferentes órganos del cuerpo. Entre las principales consecuencias se encuentran la hipertensión, arritmias cardíacas, deshidratación, convulsiones y riesgos de accidentes cerebrovasculares.
¿Cuáles son los objetivos que persigue este tipo de iniciativas?
El dictamen resalta que los niños y adolescentes constituyen una población vulnerable ante los efectos de este tipo de bebidas, dado que su organismo aún se encuentra en desarrollo y metaboliza de manera distinta la cafeína y demás ingredientes que estimulan diferentes niveles de energía. Efectos bajo los cuales la mercadotecnia se apoya para promocionar su consumo específico en este segmento de la población.
Recientemente, un estudio de PROFECO reveló que 73 de cada 100 mexicanos consume bebidas energéticas de manera habitual: el 47 % las toma una vez a la semana y un 25 %, una vez al mes.
Entre las marcas más consumidas se encuentran Red Bull, B-oost y Monster Energy, que forman parte de las 24 marcas analizadas, de las cuales 13 rebasaban la recomendación de consumo por parte de la OMS, que sugiere no superar los 25 gramos de azúcar diarios para cada adulto.
El diputado panista Éctor Jaime Ramírez Barba aseguró que este tipo de iniciativas lo van a agradecer los padres de familia, ya que normalmente no se tiene un control ni un conocimiento exacto sobre lo que consumen sus hijos al salir de las escuelas o cuando acuden a eventos y fiestas, donde la mayoría adquiere este tipo de productos, de los cuales ya se ha demostrado el daño y la repercusión que tienen en la salud de los consumidores.
Deja un comentario