No, no tienes que ser súper fan de un artista para ir a su concierto. ¿Quién lo merece y quién no?

Comúnmente se tiene la creencia de que para ir al concierto de un artista tienes que ser súper fan, saberte todas sus canciones y conocer datos curiosos o la historia detrás de cada letra. Que hay que haber estado determinado tiempo en un fandom y ser seguidor devoto de todo lo que hacen.

Esta idea no puede estar más equivocada. No existe una regla que pueda determinar el nivel de fanatismo de una persona para poder asistir a un concierto, obra o experiencia, a pesar de que en años recientes ha sido una práctica recurrente ante la demanda de personas que esperan poder cantar y llorar canciones con las que se identifican.

No, no está bien la idea de gatekeepear los conciertos

Tras la pandemia, las y los artistas salieron de gira por primera vez en años y eso provocó que millones de personas comenzaran a ir a conciertos como si no existiera un mañana. Pero esto también desató un fenómeno “la guerra de los boletos”, realmente se convirtió en una batalla conseguir entradas para todos los espectáculos en vivo. 

Lo que derivó en el debate sobre quién sí y quién no merece conseguir las entradas para el espectáculo. 

Hay una palabra para definir este fenómeno: gatekeeping. Pero, ¿qué es? Es la práctica en que los miembros de una comunidad deciden quien debería pertenecer o participar en algo. Así que en este caso las y los superfans, excluyen o critican a las y los fans casuales o personas interesadas que quieren asistir pero no cumplen con sus estándares de “verdadero fan” o “un hardcore fan” 

Incluso utilizan frases como “no te sabes todas las canciones”, “solo vienes por moda”, “ese lugar debería ser para alguien que sí es fan desde el inicio”, “no grita con el alma las canciones” o “no mereces estar ahí si no estuviste cuando…”. Mismas que ya establecen una jerarquía que excluye, divide y desmotiva a nuevos fans.

Esto sucede porque algunos miembros de los fandoms tienen un sentido de propiedad emocional sobre los artistas o las experiencias (porque también se repite con series, películas y obras de teatro), generan conexiones tan profundas que sienten que no cualquier persona es digna de disfrutarlas.

También porque hay personas a las que validar su identidad como fan frente a otros les otorga autoridad y estatus, se convierten incluso en líderes de sus propias comunidades que sienten tener prioridad ante cualquier lanzamiento o compra relacionada a sus artistas. Uno de sus grandes miedos es la frustración y ansiedad ante la alta demanda de boletos o el encarecimiento de espectáculos en vivo.

Sí, las leyes mexicanas garantizan el derecho a la cultura

En México está garantizada la participación individual y colectiva para el acceso a la cultura, según el artículo  4º de la Ley General de Cultura y Derechos Culturales, incluye el acceso a los bienes y servicios culturales, protección a la diversidad cultural y la libertad de creación.

Por lo que estás en todo tu derecho de comprar esos boletos sin sentirte mal, sin sentir que “le estás robando la oportunidad a un verdadero fan”. Muchas veces y para miles de personas, escuchar artistas sin conocerlos en festivales y conciertos es la manera en la que tienen el acercamiento a descubrir o a convertirse en fans, porque no se trata solo que las y los fans disfruten, también descubrir y ser curioso es parte fundamental para nuestro desarrollo cultural.

Lamentablemente en México existe otro gran problema: no hay boleteras ni promotoras reguladas en sus prácticas. Por eso existe este encarecimiento en el acceso a la cultura y es un problema que afecta a miles de personas, porque ir a conciertos se ha convertido en un lujo que no muchos pueden pagar, con precios excesivos, pre-ventas exclusivas dos días después del anuncio y con filas virtuales que generan ansiedad y estrés.

Así que la próxima vez que te interese un concierto, ve y disfruta. Tu derecho a la cultura es válido, sin importar tu nivel de fanatismo.


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