Si crees que fue bastante polémica la aprobación de la Reforma Judicial, prepárate porque Morena ya tiene en la mira la reforma a la Guardia Nacional. Lo que inicialmente era una fuerza de seguridad con mando civil, ahora podría quedar completamente bajo el control del Ejército.
La propuesta del gobierno busca que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tenga el manejo total de la Guardia Nacional, desde su presupuesto hasta su operación diaria. Pero, ¿qué implica esto realmente?
¿Qué cambios propone la reforma a la Guardia Nacional?
La reforma propone que la Guardia Nacional siga siendo una fuerza de seguridad pública, que proteja a la población, pero sus miembros sean en su mayoría militares o exmilitares. El jefe de la Guardia será nombrado por el presidente a recomendación del titular de la Sedena, que además se encargará de manejar su presupuesto.
Y, aunque la estrategia de seguridad será diseñada por la Secretaría de Seguridad, su ejecución estará en manos de la Guardia, que ahora podrá hacer tareas de investigación, lo que antes sólo hacían cuerpos civiles.
Los militares que se unan a la Guardia dejarán de formar parte del Ejército o Marina, pero mantendrán sus derechos laborales.
Al mismo tiempo, el personal que viene de la extinta Policía Federal será transferido a la Secretaría de Seguridad. Además, el Congreso podría aprobar una Ley de Seguridad Interior para regular la participación del Ejército en tareas de seguridad pública.
¿Por qué es tan importante la reforma a la Guardia Nacional?
El gobierno justifica este cambio diciendo que busca evitar los problemas que tuvo la Policía Federal, como la corrupción y la falta de disciplina. Según el presidente López Obrador, el Ejército tiene mejor disciplina y más recursos para mantener la seguridad del país.
Pero no todos están convencidos de esta reforma. Muchos temen que esto sea otro paso hacia la militarización del país.
¿Qué sigue?
La reforma ya ha avanzado en la Cámara de Diputados y se espera que pronto llegue al Senado. Si se aprueba, el siguiente paso será que los congresos estatales también den su visto bueno, algo que se planea suceda rápidamente como la reforma judicial, para que sean promulgadas antes de que termine el sexenio de López Obrador.
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