El brutal asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez el pasado 20 de octubre ha sacudido a San Cristóbal de las Casas y encendido las alarmas sobre la violencia imparable en Chiapas.
El padre Marcelo se había convertido en una voz clave en la defensa de los derechos indígenas y un símbolo de resistencia contra el crimen organizado. Ahora, su muerte deja un vacío enorme en una comunidad que aún llora su partida y clama por justicia.
¿Quién era el padre Marcelo?
Marcelo Pérez Pérez, conocido como el “padre Marcelo”, nació en San Andrés Larráinzar, una comunidad tzotzil en Chiapas. Desde muy joven, sintió una fuerte conexión con sus raíces indígenas, lo que lo llevó a dedicar su vida no sólo a la labor religiosa, sino a la defensa de los derechos de los más vulnerables.
A lo largo de su vida, se convirtió en un defensor incansable de las comunidades indígenas y, sobre todo, de la paz en un estado marcado por la violencia.
Durante más de dos décadas, el padre Marcelo trabajó en lugares tan complicados como Chenalhó y Simojovel, donde el crimen organizado y la pobreza son el pan de cada día. Sin miedo, lideró la resistencia de estas comunidades frente a las injusticias, defendiendo su derecho a la tierra y denunciando los abusos que sufrían a diario.
La lucha contra el crimen organizado
El padre Marcelo fue mucho más allá del púlpito. En 2014, organizó una peregrinación que recorrió 12 municipios de Chiapas, incluida la capital, Tuxtla Gutiérrez, para hacer frente al narcotráfico y la violencia que ya estaba desbordada en la región.
Desde entonces, no dejó de alzar la voz. Se enfrentó directamente a los grupos criminales y denunció la corrupción de las autoridades que, en vez de proteger a su gente, hacían la vista gorda o colaboraban con los delincuentes.
A pesar de recibir amenazas de muerte, el padre Marcelo nunca dejó de luchar por la paz y sus ideales. Incluso en 2020, cuando empezó a recibir más amenazas de muerte, no se rindió. “Mi vida está en manos de Dios”, decía, y continuaba su trabajo sabiendo que cada día podía ser el último.
El fundador de un movimiento por la vida y el territorio
Además de su rol como sacerdote, Marcelo Pérez fundó el Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio, una organización compuesta por indígenas de diferentes comunidades chiapanecas que luchaban por proteger sus tierras y sus derechos. Este movimiento fue clave para fortalecer la resistencia en una región donde el narcotráfico y los abusos están a la orden del día.
En 2021, el padre Marcelo propuso una comisión que incluyera a la diócesis de San Cristóbal y a las autoridades estatales para mediar en los conflictos violentos de Chiapas. Aunque su iniciativa enfrentó obstáculos, el sacerdote siguió luchando, convencido de que la paz era posible si se trabajaba en conjunto.
El trágico final de una vida dedicada a la paz
Lamentablemente, el 20 de octubre, su vida fue apagada de manera violenta. Dos sicarios lo interceptaron mientras estaba en su coche en el barrio Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas. Le dispararon a quemarropa y, aunque los vecinos intentaron ayudarlo, las heridas fueron mortales.
Los responsables, presuntamente miembros de la banda criminal “Los Motonetos”, lo atacaron tras oficiar misa en su parroquia. La noticia de su asesinato ha causado una gran indignación.
La diócesis de San Cristóbal de las Casas, condenó el crimen y exigió justicia inmediata. Mientras tanto, miles de personas salieron a las calles de San Cristóbal, acompañando el féretro del padre Marcelo en una emotiva marcha por la paz. Entre gritos de “justicia” y banderas blancas, la comunidad despidió a su líder, dejando claro que su legado de lucha por la paz no será olvidado.
Reacciones internacionales y un llamado a la justicia
El asesinato del padre Marcelo no sólo conmovió a Chiapas, sino que también generó reacciones a nivel internacional. La ONU-DH y la CIDH condenaron el crimen y exigieron una investigación exhaustiva. Además, recordaron que el padre Marcelo contaba con medidas cautelares desde 2015 por los constantes peligros que enfrentaba debido a su trabajo como defensor de los derechos humanos.
Deja un comentario