Es hora de decirle adiós a las papitas y los refrescos en los recesos. A partir del 29 de marzo de 2025, las 258 mil 689 escuelas de México se enfrentarán a un cambio drástico: ¡la comida chatarra está prohibida! Esto se debe a la alarmante cifra de 5.7 millones de niños entre 5 y 11 años que sufren de obesidad o sobrepeso. 

Para el secretario de Educación, Mario Delgado, este problema fue ignorado durante el “periodo neoliberal”, donde incluso se promovió la venta de estos productos dañinos. Ahora, con la nueva normativa, las escuelas tendrán que alinearse con medidas estrictas para cuidar la salud de sus estudiantes.

¿Qué implica esta prohibición?

La medida no es sólo una recomendación, ya está publicada en el Diario Oficial de la Federación desde el 30 de septiembre. Y establece lineamientos específicos para la preparación, distribución y venta de alimentos y bebidas dentro de las escuelas de todo el Sistema Educativo Nacional (en los niveles básicos, medios superiores y superiores). Su objetivo principal es fomentar una vida saludable en los estudiantes.

La gran novedad es que, además de detener la venta de alimentos ultraprocesados con bajo valor nutricional, también se promoverá el consumo de alimentos frescos, locales y de temporada. Las escuelas estarán obligadas a ofrecer agua potable a los estudiantes a través de bebederos, ¡adiós a los refrescos y bebidas azucaradas!

Según Delgado, aunque en el pasado ya se intentaron aplicar medidas similares, no fueron lo suficientemente fuertes ni efectivas. “En la gran mayoría de las escuelas sigue prevaleciendo la venta de productos de comida con muy poco valor nutricional, la comida conocida como chatarra”, advirtió.

La realidad en las escuelas

Un estudio reciente mostró que en el 98% de las escuelas se sigue vendiendo comida chatarra, en el 95% bebidas azucaradas, y en el 79% refrescos. Todo esto contribuye a un grave problema de salud pública. Según la Encuesta Nacional de Salud y Alimentación, 10.4 millones de adolescentes de entre 12 y 19 años presentan sobrepeso u obesidad.

El problema, como mencionó Delgado, radica principalmente en el consumo excesivo de azúcares, que provienen de productos ultraprocesados y bebidas como los refrescos. “Dos terceras partes, el 66 por ciento de la población escolar supera el límite máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud”. señaló el funcionario.

¿De cuánto es la multa si las escuelas siguen vendiendo comida chatarra?

Las escuelas que ignoren la prohibición de vender comida chatarra se enfrentarán a multas que van desde los 10 mil 900 hasta los 109 mil pesos. Y, si reinciden, las multas pueden duplicarse.

La presidenta Claudia Sheinbaum también fue clara en su postura: las escuelas no sólo deben dejar de vender productos chatarra, sino que también tienen que ofrecer alternativas saludables. “Es mucho mejor comer un taco de frijoles que una bolsa de papas (…) Es mucho mejor un agua de jamaica que un refresco”, afirmó.

¿Qué otras medidas se implementarán?

La SEP tiene previsto capacitar a los responsables de las cooperativas escolares, o las famosas “tienditas”, para que conozcan qué productos deben dejar de vender y cuáles pueden ofrecer en su lugar. La meta es transformar lo que se vende en opciones mucho más saludables. 

Mario Delgado destacó la importancia de ofrecer alimentos frescos, de temporada y locales, como una forma de mejorar la nutrición de los estudiantes y apoyar la economía local.

Además de las restricciones alimentarias, otra medida clave será el fomento de la actividad física. Delgado mencionó que se podría extender el tiempo destinado a la educación física en las escuelas y también se promoverán las artes y otras actividades que contribuyan a una vida más activa y saludable.

Por si fuera poco, la SEP también desarrollará una estrategia de comunicación masiva, dirigida a estudiantes, docentes, padres de familia y a los responsables de las cooperativas. La idea es educar a todos sobre los riesgos de consumir comida chatarra y la importancia de una alimentación balanceada. Delgado también afirmó que habrá un seguimiento continuo de estas acciones para medir su impacto en la salud de los niños y adolescentes.